Carlos Clos Gómez, árbitro internacional de fútbol, acudió el pasado fin de semana al Clínic de Entrenadores Ciutat de Terrassa organizado por Futbol 360. Clos Gómez recordó los partidos que dirigió al Terrassa en Segunda y Segunda “B”, especialmente un derbi en el Camp Olímpic contra el Sabadell. Y repasó la relación entre los árbitros y los entrenadores de fútbol.
Hábleme de esos vínculos que se establecen entre un árbitro y un entrenador.
A nosotros nos gustaría que la relación fuese más cercana. No somos colegas, pero tampoco queremos que nos vean como un oponente, como un mal necesario. Somos un deportista más en el terreno de juego y estamos interesadísimos en hacer muy bien nuestro trabajo. Con muchos entrenadores, fuera del espectro mediático, se tiene una buena relación. Luego, en el terreno de juego, se viste todo de una parafernalia que lo dificulta. Aquí el que toma decisiones se equivoca, nosotros igual que los entrenadores y los jugadores.
Igual algo de pedagogía en esa dirección no iría mal.
Desde luego, desde las edades más tempranas. Estaría bien que los padres ya educasen a los niños mostrándoles que el árbitro es un deportista más que se va a equivocar. Y que el resultado final no depende de lo que haga el árbitro, sino de lo que haga el jugador. Si un equipo juega muy bien lo normal es que gane.
Usted va a quedar marcado por aquella crítica que le hizo Mourinho tras un Real Madrid – Barça en que salió a la rueda de prensa con un papel enumerando sus errores. ¿Cómo se lo tomó?
Lo entiendes porque forma parte del circo de lo que es el fútbol profesional. Y más en un Real Madrid – Barcelona que no dura sólo 90 minutos. Aquel día ganó el Real Madrid, pero había otras cosas en juego. Había una mala relación con Valdano y era una crítica velada hacia él y la directiva, denunciando lo que él entendía que no iba a denunciar nadie más. Me cogió en medio y siempre dije que firmaría tener sólo trece errores en un partido, que son los que citó. Piense que eso es un diez por ciento de las decisiones que tomas en un partido. Hemos hablado después, sobre todo cuando dejó la Liga española, y la relación es normal. Él se siente un objeto mediático y le encanta.
En todo caso, actuaciones de esa índole generan presión futura al árbitro.
Cuando llegas a Primera División sabes que lo más incómodo es la atención mediática. Todo lo demás es más difícil en categorías inferiores.
Otro capítulo mediático lo vivió con Guardiola, a quien expulsó por unas observaciones a su auxiliar que él negó tachándole de mentiroso. ¿Le incomodó más ese caso?
Sin duda. El mayor tesoro de un arbitro es su honestidad. Que la pongan en juego es lo peor que te puede ocurrir. Y si lo dicen, que lo demuestren. Un árbitro que no sea honesto, fuera. Y aquí se dijo que había mentido, lo cual no es cierto. También he hablado con él después, pero no de ese tema. Guardiola dijo que cuando me viese me lo diría a la cara. Hubiese estado encantado pero no se ha dado el caso. Dijo que no había pronunciado una frase. No la dijo en el tramo televisivo, pero sí antes. No se pudo demostrar y las palabras de Guardiola tienen más fuerza que las de un árbitro. Que te digan que eres mal árbitro es parte del juego, pero lo otro no. Por fortuna creyeron en nosotros, porque podría haber sido mi final como árbitro. El arbitraje en España puede ser mejor o peor, pero de su honestidad nadie puede dudar.
Se le ha tachazo de ser el azote del Real Madrid. Y a la vez de ser un árbitro que perjudica al Barça. ¿Existen las conspiraciones arbitrales?
Es imposible. Los árbitros nos equivocamos y perjudicamos más a los equipos pequeños por pura lógica. Yo no le pito un penalti al Zaragoza, por poner el equipo de mi ciudad, y le he fastidiado la vida. Porque llega dos veces al área. Al Barcelona le pito un penalti que no es y no pasa nada, porque gana 5 a 0.
¿Le disgustan los ex árbitros mediáticos?
Mucho. En su gran mayoría no ejercen pedagogía y es una pena. Los ex jugadores y ex entrenadores saben analizar la labor de sus colegas en la televisión. Del árbitro la explicación de un Roncero o un Guerrero es la misma: no se ha atrevido, es casero… Es lamentable que se digan cosas así. En los medios de comunicación deben existir los expertos en arbitraje, pero para explicar lo que sucede. Para decir, por ejemplo, que el árbitro no estaba preparado para pitar un penalti porque se acaba de equivocar y aún le está dando vueltas a la cabeza. Y llega al área pensando en esa jugada y valora mal la decisión. Esa clase de cosas, que sabemos los que estamos en un campo, es lo que debes decir y explicar al aficionado. A esa gente que lleva tanto tiempo fuera del arbitraje le falta pedagogía y conocimiento. Da pena ver cómo cometen errores técnicos por no actualizarse respecto al reglamento.
¿Hay mucho desconocimiento del reglamento en el fútbol profesional?
Mucho. Camacho, por ejemplo, habla de todo como comentarista. Y se atreve a decir que no se pueden tirar los penaltis con parada cuando es falso. Si no lo sabes es mejor no decirlo. Hay jugadores en Primera División que levantan la mano en un saque de banda. Un profesional debe conocer las reglas.
¿Es favorable a la introducción de la tecnología para reducir los errores arbitrales?
En el tema del gol me parece excelente que se haga. Porque un juez adicional es imposible que lo vea y lo digo por experiencia. La velocidad del balón deja la decisión en manos del azar. Además, con los medios actuales se sabe si el balón entra o no de forma inmediata. En otros apartados es más difícil porque el fútbol es un deporte muy especial. Lo que para uno es un penalti para otro no, aún viéndolo tres veces en televisión.
En Catalunya se ha puesto en marcha este año una campaña de respeto hacia todos los agentes futbolísticos que faculta al árbitro a suspender un partido en caso de comportamientos improcedentes.
Me parece una gran idea. Aunque es difícil pasar del todo a la nada, de entender que al árbitro se le puede insultar, y que eso va con el sueldo, a criminalizar cualquier insulto.
¿Existe la vocación arbitral?
En mi caso sí. Fui un día a ver a mi hermano, que arbitraba, y me encantó. Que con 15 años aceptasen mis decisiones era fantástico, me sentía importante. Además, me permitía hacer deporte y estar en contacto con el fútbol, que me encanta. Ya han pasado casi 30 años. Yo soy un privilegiado que vive del arbitraje, pero eso pasa poco.
¿Qué jugador le incomoda más?
Hay muchos y le nombro de varios equipos. Hay jugadores pesados, que no entienden que la relación debe ser de tú a tú, que con la presión no se consigue nad: Raúl García,Neymar, Sergio Ramos. Y otros que a pesar de ser muy habladores, como Puyol, Xavi, Iniesta, Modric o Gabi, no te protestan como un loco.
¿Messi y Neymar son muy distintos para un árbitro?
No tiene nada que ver. A Messi le están haciendo faltas permanentemente y no dice nada ni al contrario. Neymar está en permanente lucha. Eso el árbitro lo debe conocer, aunque en todos los equipos hay jugadores así. Pero es cierto, Neymar es un jugador complicado, al que el contrario lo provoca. Y tienes que estar muy pendiente.