Tres años han tenido que pasar desde la publicación de su último trabajo, “Fora les cendres” (Temps Record, 2013), para que los fans de Estúpida Erikah puedan volver a disfrutar de nuevas canciones de la formación egarense dirigida por Lluís Bòria.
“300 mil·lisegons per a crear un record” es el título escogido por el músico egarense para su nuevo disco, después de tres años en los que ha estado componiendo “con la calma” que permite un “espacio de tiempo tan grande.” En paralelo ha seguido trabajando como técnico de luces de Mishima.
Los Mishima están ahora de parón, por lo que Bòria ha aprovechado para lanzar un trabajo en el que recupera la personalidad de sus primeras canciones, aquellas que grababa en su casa y subía a cuentagotas a su myspace, antes incluso de reunir a su banda.
Este planteamiento en acústico barniza un conjunto de “canciones de pérdida y canciones amables, o de una cotidianidad detallista; crescendos épicos donde de los murmullos se pasa a los gritos rotos”, se asegura en el texto de presentación de la propuesta.
Sus canciones hablan “un poco de todo; mayoritariamente del amor, de la pérdida en todas sus vertientes, de las dudas.También introduce temas más sociales, como el monstruo de la violencia de género.” Bòria confiesa que “no quería convertirme en un cantautor crítico, pero me apetecía hablar de ese tema, aunque con un punto más Dylan, que aborda los problemas de una manera más poética.”
La melancolía lleva ya tiempo establecida como “marca de la casa”, según reconoce el propio Bòria, aunque también apunta que “poco a poco en los discos hay algo más de luz, después de que antes hubiera más tristeza en mayúsculas. Ahora todo está más asimilado; los años lo curan todo.”
Lluís Bòria reconoce asimismo que éste es un disco que “tenía entre ceja y ceja, un disco para escuchar, en el coche o en casa, no tanto para tenerlo puesto.”
Instrumentalmente la diferencia la marca la presencia de un cuarteto de cuerda, con lo que “se acentúa este punto melancólico del disco.” Otorgan un sello muy propio dentro del disco la chelista Núria Maynou (responsable asimismo de las segundas voces), el líder de Pantaleó, Gerard de Pablo, y el pianista de Mishima, Marc Lloret. La mayoría de los instrumentos son acústicos y, aunque los arreglos de cuerda “son muy ricos armónicamente”, los del piano son “más sencillos.
La desnudez de sus canciones, con todo, no son algo extraño para un artista “acostumbrado a tocar mucho solo. Salen muchos temas así, a voz y guitarra.” Así es como hace unos años empezó a mostrarlas en directo, y así es como algunas de ellas se mostraron en su primer disco.
Próximos conciertos
En la grabación además ha querido que todo sonara “muy natural. La sensación es que la voz está allí mismo; se ha tratado alguna vez pero es sobre todo muy natural.”
Los directos de presentación serán, mayormente, en solitario, aunque también espera poder ofrecer algunos conciertos a trío (con violoncelo y violín) y con banda. Aparte de los conciertos que ya ha realizado en Sabadell y en la FNAC de Barcelona, en agosto le esperan en Maó y Ciutadella.