En Terrassa, por razones obvias, existe una especial sensibilidad en torno a las rieras. La de Les Arenes y la del trasvase de la riera del Palau marcan orográficamente y en otro tiempo incluso también socialmente el perfil de la ciudad. El recuerdo siempre latente de las riadas de 1962 y de 1971 hace que el mantenimiento del lecho de las rieras sea conversación recurrente, tanto desde el punto de vista de la seguridad como de la estética, y en ocasiones también por salubridad.
En diciembre pasado se constituyó una comisión de asociaciones de vecinos de los barrios por los que transcurre la riera de Les Arenes, preocupados por el estado del lecho, que en algunos lugares está alcanzando perfiles boscosos, al margen de la acumulación de suciedad. Lo mismo ha ocurrido con los representantes vecinales de los barrios por los que transcurre la riera del Palau. La limpieza en esta zona también deja mucho que desear y su decisión ha coincidido con la queja, reiterada ya, de las malas olores y la acumulación de aguas negras y residuos , especialmente en la zona sur, en el entorno del barrio de La Cogullada. No obstante, la suciedad no es exclusiva de ese área. No hace falta más que dar un paseo por cualquier parte de la riera para comprobar los volúmenes de vegetación y de residuos que se pueden encontrar en cualquier parte.
Parece ser que técnicos del Ayuntamiento se desplazarán hoy mismo a La Cogullada para comprobar la procedencia de las malas olores y las necesidades de intervención en La Cogullada. La reacción del Ayuntamiento es rápida, al menos en la comprobación, habrá qué ver cómo es en cuanto a la intervención. Pero en todo caso, lo relevante no es tanto eso, como el hecho de que conociendo el problema no se intervenga de oficio como consecuencia de un protocolo de seguimiento. La presencia de aves acuáticas no se dan de un día para otro. Es lógico que en una riera haya agua, lo que no es salubre es que esté estancada.
¿Y a quién debemos responsabilizar del mantenimiento de las rieras? Pues no lo sabemos. El Ayuntamiento dice que los lechos son responsabilidad del ACA y de hecho así fue durante mucho tiempo, hasta que llegaron los recortes presupuestarios y el organismo de la Generalitat redujo su facultad de intervención en la medida en que dejó de tener aquellos amplísimos presupuestos y se cambiaron los criterios: lo que entonces era por seguridad pasó a ser por estética y la indefinición entre las competencias de las administraciones genera un problema evidente en las rieras de Terrassa.