A las siete y media de la tarde se escucharon disparos procedentes de la calle de Portal Nou. Si se atisbaba desde el cruce con las calles de la Església y la Rutlla podían verse sombreros de ala ancha, capas, trabucos… !Santo cielo! Era un grupo de bandoleros, dispuestos a asaltar Terrassa. Habían venido el 20 de junio de 1558, aprovechando que los hombres de Terrassa marcharon a defender Barcelona de los turcos, y ahora volvían, esta vez como recreación festiva de aquel suceso històrico, organizada por la colla Bandolers de Terrassa. Pero, al igual que hace 458 años, las mujeres de Terrassa (y algunos niños y un capellán) les plantaron cara, les desarmaron, y les hicieron prisioneros. “Ya son nuestros”, se escuchó. Los ataron a todos con una cuerda y a un carro, y así de público escarnio atravesaron la Plaça Vella con destino a la del Palau. No hubo allí juicios ni ajusticiamientos, como esperábamos algunos, sino horcas en alto y doce trabucazos para marcar el final de la ficción histórica. Después, Bandolers de Terrassa estuvieron de taberna medieval en el lugar hasta las diez de la noche.