Ella tiene 59 años. Su retoño, 36. Ambos, madre e hijo, están acusados de cultivar marihuana en la casa que habitaban, en Can Palet de Vista Alegre. La maría no parecía destinada al consumo propio, a tenor de la cifra de plantas confiscadas por los Mossos d’Esquadra en el patio del hogar residencial: 1.180 matas de cannabis. Madre e hijo fueron detenidos, como lo fue también un tercer individuo ajeno a la familia. Tanto el hijo como el otro sujeto están inculpados también por robos con fuerza.
La requisa de la hierba no constituyó esta vez el colofón de una investigación sobre la plantación, como ocurre en casi todas las aprehensiones de esa magnitud. Los Mossos d’Esquadra se encontraron con la marihuana cuando acudieron a Can Palet de Vista Alegre alertados por un testigo que había oído unos ruidos sospechosos. Ocurrió el 25 de mayo, a la 1.10 de la madrugada. La persona que llamó a los servicios de emergencias pensó que quizás alguien estaba asaltando una casa cercana, habida cuenta de aquel estruendo.
Unidades de los mossos se dirigieron a la zona de Can Palet de Vista Alegre indicada por el testimonio. Los agentes iban camino del punto señalado cuando vieron una furgoneta con dos individuos dentro. Los mossos sintieron la punzada de la sospecha y pararon el vehículo. Cuando se disponían a registrar su interior, apreciaron un olor penetrante a marihuana.
Registro
Mientras tanto, otros policías indagaron en la casa desde la que parecía proceder el ruido. Una mujer les abrió la puerta. Y también allí olía, mucho, a cannabis. La señora era la madre de uno de los dos identificados en la furgoneta. Ante el cúmulo de indicios, los mossos pidieron al juez de guardia una autorización para entrar en la casa y registrarla. Y entraron en la finca.
Hallaron 1.180 plantas de marihuana, pero no sólo eso. En el patio había herramientas y maquinaria, útiles nuevos de trinca. Posiblemente aquellos ruidos que habían escamado a un testigo se debían a la colocación de los utensilios en el suelo. Los mossos indagaron sobre la procedencia de los objetos y supieron que aquella misma madrugada unos ladrones habían asaltado un local de la carretera de Rubí que almacenaba artículos de aquella índole. Y sí, según fuentes policiales, se comprobó que las herramientas, valoradas en unos 25.000 euros, habían sido sustraídas de aquel almacén.
Así, los dos varones, el hijo de la acusada y un hombre de 52 años, fueron imputados también por robo con fuerza, además del delito contra la salud pública relacionado con la plantación cannábica. Los tres, españoles, pasaron a disposición judicial y están en libertad provisional, con cargos.