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Admite que mató a su hija porque creía que con ello salvaría el “universo”

La mujer acusada de matar a su bebé de seis meses en la habitación de un hotel de Santiago de Compostela ha reconocido la autoría del crimen, pero ha insistido en que lo hizo porque escuchaba voces que le decían que así salvaría “el universo”, ya que su hija era “el mal”.
El Ministerio Fiscal acusa a Marisol Fabiola Raue Ortega de asesinato con agravante de parentesco, pero con la eximente completa de trastorno mental, por lo que le pide hasta 25 años de internamiento en un centro psiquiátrico penitenciario.
Sin embargo, la defensa, que ejerce en este juicio que hoy se ha iniciado en Compostela la letrada Begoña Trillo, reclama para su patrocinada la libre absolución al entender que la eximente completa “conlleva una sentencia absolutoria”, y pide para ella otras “medidas de seguridad” que no ha explicado, pero las cuales desvelará en la jornada de conclusiones.
El juicio que se inició hoy debía comenzar a las diez de la mañana pero no sucedió hasta pasadas las 12:30 puesto que hubo un retraso motivado por la selección del jurado popular, que es la fórmula por la que se juzgará este caso.
El último testigo que estaba previsto que declarase este martes era Raúl Serrano, el marido de la acusada y padre legal del bebé fallecido, que no estaba en el hotel en el momento en que supuestamente la mujer asfixió a la niña.
Durante el interrogatorio, Marisol Fabiola Raue ha contado que la de agosto del pasado año no fue su primera “crisis” en la enfermedad que sufre, esquizofrenia, ya que en junio de 2014 tuvo otro brote que hizo que sin motivo aparente se fuese de la ciudad y viviese cinco días fuera, situación que su marido denunció a la policía.
Según ha contado, esos días los pasó con “un mendigo” que la violó por lo que desconoce si el padre biológico del bebé era su marido o este mendigo, ya que “podrían ser ambos”.
En la primera sesión de este juicio, la investigada ha admitido que, tal y como relata el escrito de acusación, tumbó a la bebé, una niña, sobre la cama, y procedió a presionar con sus dedos la zona cervical de la pequeña para que dejara de respirar, y después la cubrió con una toalla sobre la que colocó piedras en sus esquinas.
Durante su declaración, la acusada ha relatado los días que pasó en la capital gallega con motivo de su participación y la de su marido en un congreso organizado por el Instituto Gnóstico de Antropología en la ciudad durante la última semana de agosto de 2015.
Sobre el principio del viaje, días antes de la jornada de los hechos, ha reconocido que estaba “contenta” al ser la visita a Santiago, puesto que este era el “primer viaje que hacíamos con la niña”, ya que residían en Alemania.
Sin embargo, pasados unos días empezó a sentirse “mal” y se puso “celosa” de la ex-esposa de su marido, “me vino como una crisis y por eso discutí”, motivo por el cual se quiso ir a Alemania, y según relató, llegó a ir hasta en dos ocasiones al aeropuerto para volar hacia su casa, idea de la que finalmente desistió.
Después de ello, ha contado cómo discutió con su marido, llegando a pegarle con “un zapato”, aunque ha insistido en que en realidad ella no quería “hacerle daño ni a mi marido ni a mi hija”.
Terminada esa discusión, su marido visitó la ciudad de Compostela, y ella se quedó en el hotel, en el que también se alojaban otros participantes en el Congreso.
Mientras estaba en la cafetería del hotel con una de las parejas que asistían al Congreso, el hijo de ellos, de aproximadamente un año, “le puso el dedo en el ojo a mi niña”, por lo que ella pensó que su hija “era mala”.
“Oía una voz telepática que me dijo que tenía que matar a mi hija” y que “iba a salvar el universo” si mataba a su bebé, que encarnaba el “mal”.
En esta primera sesión de la vista oral también han declarado, como testigos, tres personas que participaban en el Congreso Gnóstico.
Una de las mujeres dormía en la habitación contigua a la de la acusada y fue quien descubrió que la niña no respiraba, por lo que pidió ayuda a su marido, experto en primeros auxilios y que intentó “resucitar” al bebé, pero no pudo, un hecho que lloró al recordar en la sala.
Esta mujer ha admitido que el marido de la acusada le reconoció que la relación con su esposa era “difícil” puesto que la niña no era suya.
Los otros dos testigos, el marido de la primera testigo y otro compañero, han contado cómo intentaron reanimar a la niña, pero uno de ellos ha recordado que en el momento en el que le dijo a la acusada “tranquila, parece que va a respirar”, la propia madre se abalanzó sobre el cuerpo del bebé y “le puso la mano a la altura del cuello”, por lo que la apartaron de allí.
El juicio continuará mañana con más declaraciones testificales, de los policías que participaron en la investigación, y las periciales. Tras ello está previsto que tanto acusación como defensa den lectura a sus conclusiones finales.

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