Vacarisses cerró el domingo su Festa Major petita -Festivitat de Sant Felip Neri i Festa de la Vaca- tras cuatro días de festejos en los que el municipio se volcó de lleno. El concejal de Cultura, Pere Casas, no dudó ayer en calificar de “éxito” el desarrollo de la fiesta, tanto por el programa de actos (sobre una treintena) como por la alta participación en las actividades.
Casas destacó de forma especial la principal novedad de esta edición la Festa Major petita: la muestra de música tradicional Entreparcs (toma ese nombre por la ubicación privilegiada de Vacarisses, entre los parques naturales de Sant Llorenç y Montserrat). En esta primera edición de Entreparcs -iniciativa que se basa en la música tradicional popular, ambientada en el siglo XVIII- participaron el Trio Feta, Crescendo y diversos grupos de música y danza de Euskal Herria. “La iniciativa, que ha tenido mucho público en todas las actuaciones, ha servido para vestir un poco más la fiesta y llenar algunas franjas horarias que quedaban un poco flojas”, explicó ayer Casas.
Otro de los platos fuertes fueron todas las actividades relacionadas con la Festa de la Vaca, tradición que se recuperó en 2008 y que bebe de la leyenda local de la revuelta de la vaca. Precisamente el programa se inició el sábado por la noche con la representación de la leyenda a cargo de los Diables y el Esbart Dansaire de Vacarisses. Le siguió la Baixada de la Vaca, desde el Castell del municipio hasta el núcleo urbano. Como novedad, este año los alumnos de sexto de las dos escuelas públicas que participaron en el desfile se vistieron conforme a los ropajes del siglo XVIII, lo que dio más vistosidad a la actividad. También participaron los Joaldunaks de Vizcaya, uno de los grupos que se sumó a la muestra Entreparcs.
Feria del siglo XVIII
A la Baixada de la Vaca siguió el Ball de l’Os, con más de 70 participantes, y se cocinó durante toda la noche la vaca que se sirvió el domingo en una comida popular a la que se sumaron 450 personas.
Una feria ambientada en el siglo XVIII en el núcleo urbano -durante la mañana del sábado y hasta las tres de la tarde- fue otro de los atractivos de la fiesta. Hubo paradas de productos artesanales, demostraciones de oficios de la época, talleres para los niños, paseos en carros de burros y visitas guiadas a edificios emblemáticos. Sobre el desarrollo de la feria, con una gran implicación del comercio, Casas echó en falta más público. “Tuvimos el mismo del año pasado, pero esperábamos más”, admitió.
Otras actividades destacadas fueron la Trobada Gegantera (once colles), los Castells (con los Minyons y los Castellers de Esplugues) o el concierto coral .