El goteo de declaraciones tomadas por los Mossos d’Esquadra durante la investigación del caso de pederastia ha cristalizado en una víctima más. Ya son cinco los menores que han testificado ante los investigadores como damnificados directos de las supuestas tropelías del acusado, un monitor de fútbol terrassense que fue detenido el pasado 11 de mayo y permanece en prisión desde el 13.
De la nueva aportación del quinto testigo-víctima se tiene constancia desde el viernes; desde el mismo día en que el joven imputado, vecino de Can Parellada, de 27 años, volvió a ser trasladado al Palacio de Justicia, esta vez desde la cárcel Modelo de Barcelona, para comparecer ante el juzgado de instrucción número 2 de Terrassa.
El sospechoso se acogió a su derecho a no declarar, como había hecho una semana antes cuando fue presentado ante el juez de guardia que lo envió a prisión para evitar tanto el riesgo de fuga como la posibilidad de una “reiteración delictiva”, según indicaba el auto judicial. Y horas después de su comparencia del viernes pasado, el magistrado del juzgado de instrucción número 2 ratificó la situación de preso preventivo del presunto pederasta. Los Mossos d’Esquadra prosiguen con sus pesquisas, hablando con decenas de menores, pidiendo datos de otros, preparando diligencias ampliatorias para desmadejar un caso que se adivina de una hondura y unas repercusiones sin parangón en la historia reciente de Terrassa.
Múltiples delitos
De las cinco víctimas, una de ellas, cuando menos, refiere haber sufrido una agresión sexual, con violencia física y amenazas para vencer su resistencia. El resto, abusos. Y todo ello, sin contar a los menores que no padecieron acceso físico pero sí fueron incitados, presuntamente, a consumir alcohol y marihuana por el imputado, y a visualizar vídeos con material pornográfico pedófilo. En las primeras diligencias, que incluyen conversaciones por una red de mensajería instantánea entre el encausado y sus expupilos, se habla de la atribución de delitos de abusos, agresión sexual, detención ilegal, pornografía infantil y corrupción de menores.
Según la información que ha trascendido, el imputado borró información de su teléfono móvil cuando se enteró de que la policía estaba en su casa. Nervioso, entregó el aparato a un amigo antes de entrar en la vivienda, donde lo esperaban unos agentes. Ese amigo fue localizado y con él, el dispositivo electrónico, considerado una pieza clave en la investigación. Una unidad especial de los mossos inspeccionará el móvil para intentar desvelar qué esconde.