Algo no les salió como esperaban. Unos ladrones tuvieron que abortar un aparatoso robo que estaban cometiendo en una empresa de Terrassa a la que entraron con el método del butrón, abriendo tres agujeros en una pared. Entraron, sí, y registraron lo que pudieron y destrozaron el sistema informático de seguridad, pero decidieron huir para regresar más tarde, tapando antes de su escapada los agujeros. Que se sepa, no volvieron.
Al parecer, el asalto fue perpetrado por un grupo de delincuentes el sábado 14 de mayo. Seguramente los cacos habían vigilado antes la nave objeto de su deseo, la sede de una empresa ubicada en la calle de Apol·lo, en el polígono industrial de Can Parellada.
Debieron de pasar un rato golpeando con mazas una pared trasera de la nave para abrir tres agujeros e irrumpir en el inmueble a través de esos butrones. No era tarea fácil realizar las aberturas en un muro, pero tampoco deslizarse después hacia el interior de la nave, dado que los butrones estaban situados a unos tres metros de altura. Para maniobrar, se encaramaron a una pila de palés.
El primer intento no les fue nada bien, pues aquel agujero primigenio daba a una suerte de almacén cerrado. Debieron salir. Lo intentaron con un segundo butrón, pero parece que se toparon esa vez con unas vigas. A la tercera intentona sí lograron introducirse en el recinto. Se descolgaron hasta el suelo.
Tenían que bloquear el sistema de alarmas y lo acabaron destrozando a las bravas, pero no pudieron desactivar la señal. Registraron la mesa del gerente, pero todo apunta a que nada se llevaron. Y resolvieron huir, pero no de modo definitivo.
Suspensión
Su fuga era una suspensión temporal del latrocinio, pues pensaban volver, por lo que parece. Salieron y taparon con unas cajas los butrones, se presume que para regresar y acabar la faena principiada.
Quien revisó el edificio después de que se accionase la alarma no vio nada raro. Al día siguiente, el domingo, un trabajador de la empresa entró en la nave para ver cómo iban unos trabajos en el almacén, y entonces se dio cuenta de los vestigios del forzamiento. Vio cables de fibra óptica cortados.
Unas cajas, apiladas con fin de ocultación, escondían la obra de agujereo efectuada por los delincuentes. Mas no se echó nada en falta. La policía fue alertada del hallazgo y los Mossos d’Esquadra investigan el robo que, al final, quedó interrumpido.