Terrassa

El Rebost atiende 7.200 usuarios al mes

El número de personas sin recursos que necesita de la cesta de El Rebost para alimentarse correctamente no decae y tiende a cronificarse. Así lo revela la estadística del banco de alimentos de Terrassa, que cerró en ejercicio 2015 con una media de 7.200 usuarios mensuales, el doble de los 3.500 que atendió en 2011, cuando el servicio abrió sus puertas.
El equipo del Rebost comprueba cada día como, lejos de remitir, el fenómeno de la emergencia alimentaria tiende a convertirse en estructural. En los dos últimos ejercicios, el volumen global de personas que han necesitado del apoyo del Rebost para alimentarse a final de año apenas ha variado: 12.875 en el ejercicio 2014 y 12.906 el finalizar 2015.

El tímido repunte de la actividad económica no lo perciben aun las familias sin recursos y tampoco aquellas que, pese a haber encontrado un empleo, carecen del dinero suficiente para abastecer la nevera. “Se da la paradoja de que varios usuarios han conseguido trabajo, pero las condiciones son tan precarias que no les permite subsistir de forma autónoma”, explica Albert Soler,
En esos casos las nóminas rondan los 400 o los 500 euros y los empleos son precarios, sujetos a una gran inestabilidad. “Los mayores de 55 años, además, se enfrentan a numerosas dificultades para reinsertarse al mercado laboral. Algunos explican que tienen entrevistas pero se les excluye porque buscan personas más jóvenes y que han enviado currículums, pero no se han traducido en un empleo”.

El dato más revelador de ese portazo que el mercado laboral sigue dando a las personas más necesitadas es el de las bajas del Rebost. Apenas 100 sobre un colectivo que roza las 13 mil personas alaño. “Es una cifra poco significativa en relación a todos los casos atendidos”, comenta Albert Soler.
El perfil de los usuarios del Rebost prácticamente no ha variado en los últimos años. El segmento social más numeroso es el de los adultos de 25 a 65 años (40%) y el de los niños de 18 meses a 14 años. Este colectivo supone uno de cada tres usuarios del banco de alimentos. Los adolescentes y jóvenes de 15 a 25 años son usuarios más minoritarios (17%), seguidos de las personas mayores (4%) y de los bebés (2%).

50 urgencias al mes
Hace tiempo que el lugar de origen no señala diferencias en la estadística de las personas sin recursos para alimentarses. El 48 por ciento de las familias que piden ayuda al Rebost son autóctonas y el resto, prácticamente las mismas, de origen extranjero.
El Rebost atiende en este momento unas 12 emergencias semanales, lo que supone una media de 50 al mes. Se trata de personas que se encuentran en situación límite y acuden a pedir ayuda a la red asistencial. Como el resto de usuarios del Rebost, estos casos pasan por el filtraje previo de los servicios sociales municipales.

La Xarxa d’Entitats de Distribución Social d’Aliments de Terrsassa, que gestiona el Rebost desde 2011, suministra lotes mensuales a los usuarios con una cesta standard de alimentos secos (arroz, legumbres, conservas de pescado, galletas, leche, aceite, pasta y zumos de fruta), y frescos (fruta y verdura). Los niños reciben también cereales, cacao, y un suplemento de leche y galletas. El lote para los lactantes incluye leche de continuidad, papilla y potitos. El año pasado, además, fue el primero en que el Rebost incorporó a la cesta alimentos para celíacos.

Las aportaciones al Rebost proceden mayoritariamente de los excedentes que gestiona la UE a través de la Fund for European Aid to the Most Deprived (Fondo de Ayuda Europea para los más Desfavorecidos) y que realiza entregas cada 4 meses. El Gran Recapte de junio es otro aporte significativo al stoc, además de las partidas de alimentos procedentes de las actividades solidarias que regularmente organizan las entidades.
La UE ha aprobado un plan de ayuda para cinco años (2015-2020), una buena noticia y a la vez “un síntoma claro de que no hay espectativas de que la situación mejore a corto plazo”, comenta Albert Soler.

Objetivo: alimentación fresca
Más allá de la gestión del día a día, en el Rebost afrontan varios retos de futuro. El primero, consolidar la espectacular respuesta ciudadana a las Recaptes que cada junio se organizan en los supermercados de la ciudad.
El segundo, más ambicioso, persigue incorporar en 2 años alimento fresco a la cesta. “Es un gasto inasumible por parte del usuario, por eso nuestro objetivo sería poderles proporcionar carne u otros alimentos ricos en proteína. Ahora lo hacemos solo de forma puntual”.

En este momento, el Rebost no dispone de recursos propios para hacer frente a la compra de grandes cantidades de carne o pescado y las donaciones no llegan para afrontar ese gasto, aseguran desde el centro. En Terrassa, además, el reto de comprometer a las grandes cadenas de distribución no ha cuajado. La mayoría de ellas ya colaboran de manera regular con la Fundació Banc dels Aliments de Barcelona, desde la cual también se remiten partidas de alimentos a las entidades colaboradoras.

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