El segundo teniente de alcalde del ayuntamiento de Terrassa tiene un plan. Se trata del plan de desarrollo industrial de la ciudad que con toda probabilidad será discutido en el pleno de mayo y que nace con la intención de convertirse en la hoja de ruta que redefina el tejido productivo de Terrassa. Miquel Sàmper, responsable del ámbito, tiene ante sí un reto personal y político importante sencillamente porque se espera mucho de él y de su gestión. Sàmper realizó una campaña muy agresiva en torno a la promoción económica de la ciudad; su discurso generó gran expectación y ahora debe responder a ella, aún a sabiendas de que una cosa es predicar y otra dar trigo, algo que por otra parte, debe estar aprendiendo a marchas forzadas.
Sin que el comentario signifique un prejuicio, a bote pronto, el plan de Sàmper debe ser analizado como lo que es, un plan, con esperanza, pero a la vez con prevención. Con ello queremos decir que lo importante no es el plan, sino cómo se va a desarrollar. El documento es, como dijo la oposición, algo inconcreto y quizás excesivamente teórico, pero eso no lo invalida. Puede ser un buen punto de partida y ese es el reto. Sobre algo hay que empezar a trabajar. La prevención se refiere a algo a lo que hizo referencia el concejal del Partido Popular.
Álex Rodríguez fue muy preciso al llamar la atención sobre la importancia de las acciones concretas y no tanto de los marcos teóricos. Y como ejemplo se refirió al pacto anticrisis del año 2009. Terrassa fue, efectivamente, la primera ciudad en firmar un pacto así, en el que participaron ampliamente los actores sociales y económicos; posteriormente, se han firmado pactos por el empleo con la participación también de las autoridades municipales, los sindicatos y la patronal; se han llevado a cabo también iniciativas similares de carácter comarcal. La conclusión es que Terrassa sigue siendo la ciudad de la comarca con mayor número de desempleados.
Lo importante es ser consciente de que el documento presentado por Sàmper es un medio y no un fin porque las conclusiones no son del todo originales. Que el futuro de la industria textil está en el textil técnico no es ninguna novedad. El reto sigue encima de la mesa para el segundo teniente de alcalde. Ahora se trata de, en función de las conclusiones que ha obtenido de su estudio, establezca en la ciudad las condiciones que permitan el desarrollo de los sectores industriales con mayor potencial. Es su responsabilidad porque así lo pregonó y así se le exigirá.