Lo expulsaron del club de fútbol donde entrenaba a cadetes y tras el despido empezaron a aflorar los comentarios de sus expupilos a un responsable formativo: unos dijeron que les pedía dinero, otros que mantenía con ellos conversaciones de cariz sexual. Los Mossos d’Esquadra tiraron del hilo y han concluido que el monitor, un joven de 27 años, habría abusado sexualmente de tres menores, uno de ellos jugador de su equipo. El imputado, vecino de Terrassa, fue detenido la semana pasada. El viernes ingresó en prisión.
El auto judicial considera al sospechoso presunto autor de cuatro delitos contra la libertad e indemnidad sexual y detención ilegal. Hace unas semanas, los Mossos d’Esquadra de Terrassa recibieron informaciones acerca del entrenador de un equipo de cadetes de un club formativo de la comarca. Los responsables del club lo habían echado por un problema de comportamiento. La expulsión del técnico fue la espita que hizo surgir un aluvión de informaciones más.
Varios jugadores del equipo, todos de unos 15 años de edad, contaron al coordinador que el monitor despedido les pedía dinero a cambio de retornarlo con intereses (nunca devolvió las cantidades) y que conversaba con ellos de asuntos sexuales; de sus relaciones con sus parejas, de cómo lo hacían. Otros comentarios se referían a las invitaciones del imputado para que los chicos acudiesen a una discoteca en la que trabajaba. Les decía que allí podrían consumir alcohol y fumar en cachimba. A algunos pupilos los convidaba a ir a su casa para beber y fumar. Les mostró un vídeo de una menor masturbándose. Al parecer, era su novia.
La investigación policial avanzó y los mossos supieron que, según testigos, el sospechoso había pedido sexo a cambio de dinero a muchachos que trabajaban de promotores para la citada discoteca. Y un testigo condujo a otro, y los investigadores contactaron así con una víctima de abusos. Se trata de un menor que había conocido al encausado en una discoteca de Sabadell y que contaba 15 años cuando sufrió un episodio de asedio en casa del acusado en julio del 2014. Según la información que ha trascendido de su declaración, el presunto pederasta le indujo a consumir alcohol y marihuana y luego lo engañó para que le acompañase a su domicilio, asegurándole que después llegarían más personas. Una vez en el piso, lo llevó a su habitación, le proporcionó unos pantalones cortos y le hizo tocamientos. El muchacho quiso reaccionar e intentó marcharse, pero la puerta estaba cerrada con llave. Estaba mareado y asustado y se acostó.
La vergüenza
Se quedó dormido y el acusado comenzó a practicar sexo oral con él, y él se incorporó y soltó un rodillazo. El acusado lo cogió del cuello y lo intimidó. Estuvo toda la noche intentando tocarlo y le ofreció cien euros por prestarse a sus deseos. El chico rechazó el dinero y a las nueve de la mañana del día siguiente consiguió marcharse, aprovechando que otro joven entraba en la vivienda. No denunció los hechos por vergüenza.
Los mossos contactaron con otro menor al conocer que había abandonado el equipo de fútbol poco después de que el acusado se hiciese cargo del grupo de jugadores cadetes. Se fue sin que se supiese el motivo. A principios de mayo, los investigadores hablaron con el chico. Según los datos que se conocen del caso, el muchacho afirmó que unos días después del primer entrenamiento el acusado, al que había dejado dinero, le invitó a su casa a jugar con la videoconsola y que él accedió porque un compañero del equipo también iba a presentarse. Pero ese compañero no pudo acudir a la cita.
El menor, de 15 años, bebió una cerveza. Su entrenador le hizo tumbarse en una cama. Le puso una peli. El chaval se quedó bloqueado, paralizado por el temor, cuando el imputado le practicó sexo oral. Dejó el equipo y rehuyó todo contacto con el monitor, que, al parecer, le envió un mensaje con amenazas. La víctima se tornó triste y sufrió un bajón escolar. Está en tratamiento psicológico.
Otro menor, de 14 años, también pupilo del monitor, rechazó varias veces los ofrecimientos del sospechoso de quedar a solas; antes, presuntamente, le había preguntado sobre sexo y había enseñado a varios jugadores imágenes de chicas desnudas. Supuestamente, eran exnovias del sospechoso.
Detención
Los policías consideraron atados los cabos y el miércoles de la semana pasada, 11 de mayo, se dirigieron al domicilio del investigado para detenerlo. No se encontraba en la vivienda, pero estaba al caer, pues por regla general almorzaba en casa. Un familiar lo llamó por teléfono. El imputado entró a los pocos minutos por la puerta. Los mossos lo arrestaron por los cargos de agresión sexual, abusos sexuales, pornografía infantil y corrupción de menores.