Terrassa

Escolares entre agentes

Una cosa son las pelis y otra cosa es la realidad. O sea, que en las calles de Terrassa no se ven cada día persecuciones, con un coche quemando ruedas por delante y una dotación policial, con destellos y sirenas rompiendo el aire, por detrás. Seguro que los escolares de El Cim ya lo sabían, pero por si acaso recibieron un baño de realidad el miércoles, cuando visitaron la Jefatura de la Policía Municipal para abrir así su "Nit Màgica", una noche en la que pernoctan en el cole después de visitar establecimientos o servicios para ver de primera mano que algunos terrassenses no duermen para que la ciudad siga en marcha.

Una agente atendía la llamada de una persona que alertaba sobre un familiar, pues lo llamaba y no contestaba y temía que algo malo le hubiese ocurrido. Mientras la operadora coordinaba la actuación policial, Josep Antoni, el guardia que hacía las veces de cicerone, explicaba a los alumnos (46 niños y niñas, de sexto de Primaria) que el sistema informático de la poli detecta quién hace las llamadas al 092, aunque los comunicantes, en ocasiones bromistas de gusto avieso, intenten ampararse en el "número oculto".

Claudia dio su nombre completo a petición de Josep Antoni para mostrar la eficiencia del archivo de datos, la explicación técnica para que no siempre la identificación y denuncia a un infractor sea el colofón a una persecución. La mayor parte de las veces basta con consultar los datos en el ordenador; los de Claudia estaban. Su cumpleaños lo celebró hace poco, según comprobó el agente. "Y no dijiste nada", bromeó. "También sale en el ordenador si habéis limpiado la habitación", agregó.

Se rieron los alumnos con la ocurrencia; los mismos alumnos que debieron taparse los oídos cuando se activaron (cuando las activó el agente) las sirenas de un coche patrulla, de un coche de los nuevos, de los que disponen de ordenador, escáner, impresora, además del botiquín, el desfibrilador, el extintor, la cinta policial para acordonar un lugar y la sepiolita. ¿Y qué es la sepiolita?, preguntaron algunos con palabras, otros con gestos. La sepiolita, explicó Josep Antoni con chanza, no es una sepia de pequeñas dimensiones; es una suerte de arena usada para absorber manchas de vertidos líquidos, como los resultantes de un accidente.

Evitar daños
¿Perseguir? A veces, pero el objetivo esencial de la policía es "evitar daños" y difícilmente se logra ese propósito convirtiendo las calles en circuitos de velocidad. "En las pelis es diferente", apuntó el guardia. En las pelis se puede ver a polis tomando café en un establecimiento, y aquí también. "No pasa nada, no penséis mal si observáis a un agente bebiendo café en un bar. Muchas veces se complica tanto el trabajo que los compañeros no tienen tiempo ni de comer".

Los escolares no perdían comba en su atención, mirando pantallas, sabiendo de controles semafóricos. Se marcharon de la Jefatura de policía con la lección de la diferencia entre realidad y pantalla bien aprendida y sabiendo, que ya lo sabían de seguro, que no toda la ciudad duerme de noche.

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