Terrassa

En el Vapor Ros, la indignación obrera ya se palpaba el sábado

En el Vapor Ros (calle del Racó, 15), un espacio que este año se ha sumado a los escenarios de la Fira Modernista, los visitantes pudieron presenciar una recreación teatral de la vida en una fábrica de principios del siglo XX: la conversaciones de la hora del desayuno con las últimas novedades de los hombres y las mujeres en el vapor, los conflictos con el propietario y las reivindicaciones obreras. A lo largo del sábado y en varias sesiones, un grupo de doce personas representó lo que podía ser un día habitual en la fábrica. Mientras tres empleados vigilaban en la puerta del vapor, los otros aprovechaban la ausencia del amo para desayunar y conversar tranquilamente. Unas mujeres hablaban de la familia y se daban consejos las unos a las otras para tratar la tos. Al mismo tiempo, otras hablaban de vestidos y modistas.

Los chicos, por el contrario, leían el periódico de la Federación Obrera y avisaban a sus compañeros de que en Barcelona habían convocado a los trabajadores del sector textil a una manifestación. “A ver como acaba todo eso”, decía uno, a lo que otro le respondía que apenas había empezado. Una mujer de avanzada edad se mostraba preocupada. “Yo no lo veo claro eso de la huelga, nos echarán y yo no puedo dejar el trabajo porque tengo familia”, se lamentaba.

Llegaba el amo y se enfadaba con los empleados, que en vez de trabajar estaban en el patio de la fábrica. Estos le pedían mejoras laborales, como la reducción de la jornada y salarios dignos, pero el propietario del vapor les decía que ya lo hablarían dentro de unos días, cuando hubieran servido una comanda que tenían que terminar en cinco días. Los trabajadores indignados, entonces, decidían hacer huelga e ir a la manifestación convocada para el domingo.

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