Acodado en la barra de un oscuro pub barcelonés, el politólogo vigués Celso Pérez asistía entusiasmado a un partido del Cinco Naciones junto a un amigo francés. Comentaban el partido delante de las invevitables pintas de cerveza y desmenuzaban las jugadas de ambos contendientes. En el taburete de al lado, dos jóvenes egarenses aficionados al rugby asistían al partido con idéntica pasión pero con algo menos de conocimientos tácticos. Eran dos jugadores de los Carboners, el club de rugby que acababan de crear, en noviembre del año 2009. Acabaron intimando y Pérez y su amigo francés se apuntaron a jugar a rugby, un deporte que el primero había practicado con escaso éxito en sus años de la Universidad de Santiago de Compostela. Además de jugar, Celso Pérez (35 años) es desde hace dos años el presidente de los Carboners, así como uno de los culpables del crecimiento que ha experimentado y continúa experimentando la entidad a todos los niveles.
Seis años después, ese proyecto embrionario que eran los Carboners es cada vez menos un grupo de amigos que se reúne para hacer fiestas y beber cerveza y más un club serio, estructurado, que tiene una escuela y tres equipos séniors: dos masculinos y uno femenino. La visualización de esa eclosión experimentada por los Carboners llegó el pasado fin de semana con la consecución del título de Liga de Segunda Catalana. Tras imponerse en el último partido por 5 a 26 en el campo de los BUC (Barcelona Universitari Club) "C", el equipo que entrena el inglés Ian Hamilton completó una extraordinaria campaña. El equipo que hace poco lo perdía todo, las "abejitas", lo ha acabado ganando todo: los ocho partidos disputados. Seis años después de su nacimiento, los Carboners de Terrassa refrendaron así su mayoría de edad.
Lo que comenzó como la loca aventura de un grupo de amigos apasionados por el rugby se ha acabado convirtiendo en una entidad seria, ordenada y saneada, con un centenar de fichas y un futuro más que brillante por delante tanto a nivel deportivo como social. Su próximo reto será intentar conseguir el ascenso a Primera Catalana en la Superliga Catalana que se disputará entre los meses de octubre y diciembre y en la que participarán equipos de Primera, Segunda (Carboners) y Tercera (Carboners "B").
Inyección de sangre inglesa
El inglés Ian Hamilton dirige por segunda temporada consecutiva el primer equipo de los Carboners y ha sido el técnico que ha llevado al equipo al ascenso. Si su antecesor en el cargo, David Giménez "Oso" se encargó de cambiar la mentalidad de la plantilla y la ordenó también tácticamente, Hamilton, un profesor de educación física que trabaja de profesor de inglés en Terrassa, se ha encargado de profundizar en esta "profesionalización" del estilo de juego de un equipo cada vez menos anárquico.
"La temporada ha sido excelente. Los trabajadores han trabajado mucho y han demostrado su calidad. Han cambiado su mentalidad y han sabido hacer piña. Tácticamente han trabajado muy bien. El título es un gran premio. Lo necesitábamos para continuar progresando", explica Hamilton, que posee la máxima titulación como entrenador y juega a rugby desde los 11 años en su Manchester natal. El presidente Celso Pérez añade al respecto: "El día que Ian llegó se echó las manos a la cabeza. Él viene de un club con una gran tradición y de un país con dos siglos de historia dentro del rugby. Nos ha ayudado muchísimo a crecer, tanto a nivel de equipo como de club. Si hemos ganado la Liga es porque su trabajo de estos dos últimos años ha dado sus frutos", señala.
Pasión por el rugby
"El rugby es noble y el fútbol no. En el rugby nadie engaña al árbitro. Las aficiones no insultan. Por eso se dice que es un deporte de villanos jugado por caballeros. En Inglaterra es una herramienta educativa de primer nivel. Nosotros estamos intentando trasladar esto a los colegios que visitamos y también en nuestra escuela formativa, que sigue creciendo". En estos términos se expresa el presidente de los Carboners, un auténtico apasionado de este deporte, que en los Juegos de Río será olímpico en su modalidad de "seven". A los Carboners, sus instalaciones de Can Jofresa se les han quedado pequeñas. Necesitan una nueva "casa" que quizás esté ya muy cerca de llegar.