Jayme Marques cumplirá dentro de dos meses ochenta años. En concreto, el músico nació en Campo Grande, Brasil, el 12 de junio de 1936. Llegó a España hace 56 años, cuando ya había iniciado una trayectoria profesional que a lo largo de su vida ha ido desarrollando como guitarrista, cantante, arreglista y compositor.
Es muy conocido como introductor de la bossa nova en nuestro país y Europa, pero además es un afamado compositor, ha tenido épocas de gran relevancia en el medio televisivo y ha colaborado de manera más o menos intensa con músicos como Paco de Lucía, Tete Montoliu, Jorge Pardo, Jacques Brel, Tom Jones, Maria Creuza, Pat Metheny y un largo etcétera.
Ha liderado formaciones en todo tipo de formatos, desde tríos a orquestas, y se ha presentado innumerables veces en solitario. Ha actuado en una larga lista de países de Europa, América, África e incluso Oceanía. Su discografía es extensa y sus premios numerosos.
Pese a esta importante cantidad de variadas experiencias, Marques nunca ha renunciado a seguir ejerciendo la que parece haber sido su principal misión: preservar y dar a conocer la calidad y la belleza de la bossa nova brasileña.
En Terrassa el público lo sabe bien, ya que sus visitas a la ciudad han sido continuadas a lo largo de las últimas cuatro décadas. Fue un asiduo de la Jazz Cava de la calle Sant Quirze, y a la Nova Jazz Cava suele venir cada año desde 1998. Presume de ser “el más antiguo artista viviente que actuó en la Jazz Cava”, afirmó ayer en una entrevista telefónica con este diario.
En todas sus visitas nos ha aproximado a la pureza de la bossa nova, “llegué a la conclusión hace muchos años de que la bossa nova estaba a punto de desaparecer, de convertirse en una música para ascensores.” Se decidió a contribuir a eliminar esa tendencia “volviendo a las raíces, con un espectáculo basado en la bossa nova tradicional.” Para ello se inspira en las etapas primigenias del estilo, como el encuentro entre Joao Gilberto y Antonio Carlos Jobim, presentando unos “arreglos muy transparentes que impactaron muy positivamente a los aficionados de buen gusto, y negativamente a los defensores de las percusiones” de la MPB (música popular brasileña.)
Elegancia
A juicio de Marques, la bossa aportó “un punto de elegancia que llegó a enamorar a todos, incluido Frank Sinatra.” En esos primeros años “se fueron añadiendo elementos armónicos más cercanos al jazz”, adaptando esta música diferentes colores de la mano de artistas como Vinicius de Moraes o Toquinho, que introdujo unas armonías “más de la tierra”, dando paso a la post bossa nova.” Ese repertorio es el que reproduce Marques, al pie del cañón a sus 79 años y “feliz. La música me alimenta y me da vitalidad”, asegura. Hoy actuará en solitario.