Un mecánico fue detenido ayer. Según la policía, iba en estado de ebriedad alcohólica al volante de un coche que no era suyo, sino de un cliente, y presuntamente no sopló como debía hacerlo en el alcoholímetro. Hasta doce veces intentaron los agentes que realizase la prueba, con resultado nulo.
Faltaban cinco minutos para la medianoche cuando unos guardias de la Policía Municipal pararon un coche en la calle de Roca i Roca, en el tramo de Sant Pere Nord. Por lo que supieron los agentes, el conductor del vehículo trabajaba en un taller mecánico y el coche que manejaba era de un cliente del establecimiento que lo había confiado a los responsables del local para una reparación.
Los policías notaron en el conductor signos de embriaguez, y le conminaron a efectuar las pruebas de alcoholemia para confirmarlo. Según el cuerpo local, los guardias intentaron que el identificado soplase, al menos, una docena de veces, pero no hubo manera.
Lo detuvieron por negativa a realizar los tests, que es constitutiva de delito. Otras unidades policiales llevaron a cabos otras gestiones: contactaron con el dueño del automóvil, pues querían comprobar si, en efecto, el titular había dado permiso al conductor para que usase el coche; para "probarlo", como dijo el hombre finalmente denunciado.
El dueño negó tal consentimiento y puso una denuncia. Y el conductor fue detenido. A la imputación por la negativa en la alcoholemia se le podría sumar una relacionada con la utilización de un vehículo ajeno sin el permiso de su propietario. La policía avisó a Egarvia para que transportase el vehículo a la Jefatura, para luego entregárselo a su dueño.