El sindicato de docentes Ustec-Stes ha presentado un informe sobre violencia en el entorno educativo. En ese informe hay tres cuestiones que destacan por encima de las demás. La primera es la cantidad de maestros y profesores que se han sentido agredidos en algún momento de su vida profesional; el informe habla, nada menos que de el 70 por ciento. Es decir, siete de cada diez docentes ha sufrido algún tipo de violencia ya sea verbal o incluso física. La cifra es de una magnitud insospechada y seguramente habría que saber dónde se ha situado el umbral de la violencia para alcanzar esa cifra.
En todo caso, sea de mayor o de menor intensidad y aún partiendo de la base de la subjetividad que puede implicar, es para tener muy en cuenta que alguna persona se haya sentido agredido o amenazado de cualquier manera en su entorno laboral y mucho más grave si ese entorno es el educativo. Recordemos que no hace muchos años que se cambió la legislación para dotar a los profesores de la escuela pública del rango de autoridad para garantizar una mayor defensa. Curiosamente, los profesores de la privada concertada no disfrutan de ese estatus, aún desarrollando la misma actividad. No obstante, esa es otra discusión.
Un segundo punto que genera cierta inquietud es el hecho de que el informe advierte que la segregación escolar genera más violencia. Es decir, se dice que los condicionamientos socioeconómicos provocan actitudes diferentes para con los colegios. Es probable que esa afirmación requiera de alguna precisión puesto que es tanto como decir que las personas con menos recursos son más violentos o tienen una mayor predisposición a la violencia o al conflicto en general que las personas que disfrutan de una mayor solvencia económica.
Llama también la atención el hecho de que se den situaciones de mayor gravedad en primaria porque los conflictos se generan a través de la familia y que en la ESO sean menos intensos, pero igual o más numerosos por el hecho de que provienen de los propios alumnos.
Tomemos la distancia que queramos tomar con respecto a este informe, pero por mucha prudencia que queramos tener a la hora de valorar los resultados, no debemos peder de vista que se dan episodios desagradables en demasiadas ocasiones, precisamente por la distancia que se está creando entre la escuela y las familias y una pérdida de complicidad entre las dos partes.