Ha llegado el momento en que Terrassa debe tomar la iniciativa en torno al IV Cinturó. El alcalde Ballart, con buen criterio, ha decidido buscar aliados entre las ciudades de la segunda corona para conseguir el apoyo del territorio en torno a la construcción de la continuación de IV Cinturó. Tal como están las cosas se denota un cierto enfriamiento en lo relacionado con esa infraestructura cuando todo parecía más o menos decidido e incluso consensuado con los más firmes opositores. En ese sentido, recordemos que incluso ADENC, una de las entidades más activas y beligerantes contra la construcción de la vía, no se opuso al trazado de conexión con Sabadell presentado en noviembre de 2013.
Terrassa corre el peligro de quedarse sola con el IV Cinturó, una vía de alta ocupación para la que se prevé una utilización de 20 mil coches al día y que acaba en una rotonda en Can Roca. El IV Cinturó estaba pensado y diseñado para continuar hasta Granollers, pero no es algo que quite el sueño de los pueblos y ciudades del Vallès Oriental. El peligro está en además en la oposición de Sabadell, que ya se ha manifestado en contra de la continuación, cosa que puede convertir a Terrassa en la gran perjudicada de una construcción fallida.
La convocatoria de los alcaldes de la denominada Segunda Corona tiene una doble finalidad. Si por una parte y como cuestión de fondo está sin duda el IV Cinturó por otra está la de oponer a través del eje de la B-40 la iniciativa del Fem Vallès y la Cecot de construir una gran comarca vallesana que una a los territorios occidentales y orientales. Este proyecto ha obtenido un gran predicamento en Sabadell, especialmente entre su empresariado que consigue consolidar liderazgo territorial a través de la centralidad. Ni el alcalde de Terrassa ni el de Granollers han mostrado entusiasmo por la iniciativa, al contrario, su fría actitud está restando, por el momento, impulso al proyecto.
El debate territorial se presenta sumamente interesante puesto que ante el eje de la B-40 y el Gran Vallès también hay voces que defienden una gran área metropolitana alcanzando acuerdos con Barcelona, ciudad sobre la que gravitan las comarcas limítrofes. Esa teoría asegura que consejos comarcales como el del Vallès Occidental, escasamente vertebrados y en el que algunos de sus municipios ya disfrutan de una relación directa con la capital, tienen poco sentido si no se implican en la construcción de la gran Barcelona.
