Se va el que hasta final de mes es el intendente de la policía municipal de Terrassa, Joan Antoni Quesada. Se incorpora como intendente mayor a la policía municipal de Sabadell. Curiosamente Quesada, sustituyó en el mando de la policía terrassense a Carles Sánchez quien también se incorporó a la policía local de Sabadell. Le sustituirá en el cargo Antoni Flores, que apura sus últimos días como responsable de los mossos d’esquadra en Terrassa. Así, se va un buen profesional y se incorpora otro buen profesional, gran conocedor de la ciudad tanto personal como policialmente.
Vaya por delante que los cambios no son malos, que es bueno que las estructuras se oxigenen y que el relevo que se va a operar en la policía local terrassense no va a significar en absoluto un detrimento para el cuerpo ni en cuanto a imagen ni en cuanto a eficacia. No estaría de más, no obstante, conocer únicamente por curiosidad malsana las razones que llevan a Joan Antoni Quesada a cambiar su puesto al frente de la policía municipal de Terrassa por la de un cargo orgánicamente inferior (va como intendente mayor, pero será el segundo al mando) en una ciudad como Sabadell, de muy similares características a la nuestra.
Joan Antoni Quesada, persona discreta y profesional solvente no se prestará nunca, pero sería interesante conocer su opinión sobre las últimas polémicas políticas que han tenido como objeto a la policía local terrassense: el “caso Jonathan”, la controversia política que ha rodeado al Gie, el posicionamiento del equipo de gobierno en torno a la querella presentada por un grupo de policías municipales contra la concejal de la CUP, la falta de efectivos, o el anunciado plan director de modernización de la policía local, además de otras cuestiones seguramente todavía más incómodas de explicar.
En todo caso, como eso no lo sabremos nunca, no cabe más que desear lo mejor para quien ha servido a la ciudad con profesionalidad, honestidad y diligencia y recibir en los mismos términos a otro buen policía. Antoni Flores tiene ante sí el reto de desarrollar e implementar ese plan director que debe meter a la policía municipal de Terrassa, si es que en realidad no lo está ya, en el siglo XXI. Por otra parte, su presencia debe servir para mejorar las relaciones entre mosos d’esquadra y policía municipal. Tampoco se explicará, pero aún siendo fluidas, las diferencias de criterios en algunas cuestiones las hacen mejorables.