Un total de 76 automóviles y motocicletas de principios del siglo XX han participado hoy en la 58ª edición del Rally Internacional de Coches de Época Barcelona-Sitges, una competición de exhibición en la que también las tripulaciones de los vehículos han vestido trajes de época.
El formato de este rally no es el de una carrera de velocidad, sino que consiste en un desfile en el que se han podido observar coches fabricados entre los años 1902 y 1914, y motocicletas de entre 1920 y 1938.
Después de que durante todo el día de ayer sábado los vehículos participantes estuvieran expuestos al público en Barcelona y pasaran las pruebas de verificación, hoy se ha disputado el rally, cuyo itinerario ha constado de unos 40 kilómetros de distancia entre Barcelona y Sitges.
Los vehículos se han concentrado inicialmente en la plaza de Sant Jaume de Barcelona, donde han estado expuestos ante los ciudadanos durante más de una hora, en lo que los organizadores han calificado de “nuevo éxito de expectación y de público”.
El alcalde de Sitges, Miquel Forns, y la concejala del Ayuntamiento de Barcelona Gala Pin han dado el pistoletazo de salida a la caravana, encabezada por un Ache Frêres de 1902 de tan solo tres ruedas.
Del total final de inscritos, 61 competían al volante de automóviles (56 anteriores a 1928 y cinco fuera de concurso por ser construidos en años posteriores), mientras que quince lo hacían a bordo de motocicletas fabricadas antes de 1938.
Tras cruzar algunos puntos de la capital catalana, como las Ramblas, la plaza de Catalunya, el Paralelo, la plaza de Espanya y la Gran Via, los vehículos han recorrido las calles principales de las ciudades de L’Hospitalet de Llobregat, Cornellà de Llobregat, Sant Boi de Llobregat, Viladecans, Gavà y Castelldefels, para concluir con un desfile a lo largo de Sitges hasta el puerto.
También se han entregado los premios a los vehículos más destacados o elegantes, ya que el rally no premia la velocidad de los vehículos, sino que los galardones valoran aspectos como la antigüedad, la estética, la conservación y la elegancia, no solo de los coches y las motocicletas, sino también de sus ocupantes.