El exalcalde de Marbella Julián Muñoz salió ayer de la prisión provincial de Alhaurín de la Torre (Málaga) donde cumple condena con un permiso de fin de semana. De nuevo pidió perdón a los marbellíes y dió las gracias a su exmujer Maite Zaldívar por estar preocupada por él.
“Hacedme caso si os vale el consejo de un viejo: vivir vuestra vida con vuestra gente y nunca los perdáis de vista, al final tu gente es tu gente y lo demás es cuento”, ha asegurado Muñoz a los periodistas que aguardan su salida de la cárcel y en cuya puerta le esperaban sus hijas.
Durante las declaraciones, en las que pidió disculpas porque se fatigaba, el exalcalde recordó que en su momento pidió perdón a la ciudad de Marbella y que lo repite porque hizo “daño a los ciudadanos” y asume su responsabilidad, pero precisó que “conscientemente nunca” pretendió provocar perjuicios.
En su relación de agradecimientos incluyó a alguien “que puede sorprender”, pero ha señalado que debía decirlo “porque si no, no sería honesto”. Se refería a Maite Zaldívar, su exmujer, también encarcelada y de la que durante “todo el tiempo” le han estado llegando “mensajes de preocupación” por él.
Había preparado unas palabras para su salida que empezaron con un agradecimiento a los medios de comunicación por la “comprensión, afecto, respeto y humanidad demostrada por todos”, en “situaciones difíciles” como ahora, y de los que ha dicho que en su momento dijeron lo que tuvieron que decir, “que tampoco fue malo”.
Julián Muñoz agradeció a su abogado, Antonio García Cabrera, por confiar en su “situación tan precaria” de salud y “altruistamente”, ya que sin cobrarle “ha estado aquí un año luchando permanentemente por mi; porque alguien me hiciera caso, de que es verdad mi enfermedad, como ya lo han ratificado”.
También recordó a sus hijas, que han estado “todo el tiempo, día a día, sufrimiento a sufrimiento, pelea a pelea”, y a su pareja, Carina, “que está hasta el último momento”, y “sin nada a cambio”.
Destacó la difícil estancia en prisión, “duro con cojones”, copiando la frase de una amiga suya, y que para saberlo, “en la cárcel hay que estar”. A los que no se creían su precario estado de salud, responde que “cada uno está en su derecho de pensar lo que quiera”.
Muñoz subrayó que de lo que tiene más ganas es de curarse y “vivir” con sus hijos y nietos.
“No aspiro a más, tampoco necesito más”, ha sentenciado, para añadir, al ser preguntado si se cree un chivo expiatorio, que su vida pasada, “fue pasada”, y que su vida ahora “es salir de la cárcel e intentar vivir”.
Un auto judicial instó el jueves a que se le aplicara a Muñoz -condenado por varios casos sobre la corrupción en Marbella, entre ellos Malaya- el tercer grado penitenciario y los permisos ordinarios y tras el obtenido hoy deberá volver a la prisión el próximo lunes.
La Fiscalía de Málaga se ha pronunciado precisamente hoy a favor de su libertad condicional ante el estado de salud que presenta.
La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Málaga confirmó el pasado 11 de marzo la concesión del tercer grado a Julián Muñoz por enfermedad grave con padecimientos incurables, tras lo que la cárcel elevó al juzgado una propuesta de libertad condicional.
El juez de Vigilancia Penitenciaria de Málaga acordó el pasado agosto que Muñoz debía cumplir la condena en tercer grado por su “enfermedad grave e incurable”, por la que los informes médicos señalaban un pronóstico de vida corto.
Además, en la resolución también se tuvo en cuenta la falta de facilidad para volver a delinquir, la escasa peligrosidad del interno y razones humanitarias y de dignidad personal.
Uno de los informes señala que el riesgo de muerte para Julián Muñoz es superior al 50 por ciento en cinco años, a pesar del tratamiento, y otro estudio alerta de un “grave riesgo de padecer algún evento fatal en plazo breve”.