Cuando se lee un titular que dice que el Ayuntamiento ha obtenido un superávit en la gestión de un ejercicio de más de 15 millones de euros, la primera reacción es de satisfacción: nuestros políticos han hecho bien su trabajo, ha gestionado de manera óptima el dinero de todos y el resultado es un ahorro muy importante que revertirá en la comunidad. Per inmediatamente después, la satisfacción se torna curiosidad. Un superávit en el Ayuntamiento significa que al equipo de gobierno de turno le han sobrado dinero, en este caso más de quince millones de euros. Es decir, que disponiendo de ellos o pudiendo disponer de ellos no los ha gastado.
Es en ese momento cuando la mente del lego ciudadano empieza a mutar sus sensaciones iniciales. ¿Es eso una buena gestión o no? ¿Es eso hacer bien los números en una administración pública? Puede darle por pensar, si tenemos quince millones de euros de sobras, cómo es posible que la ciudad esté tan sucia como está, que no acabamos de decidirnos en hacer sábado y mejorar el servicio con más recursos materiales y humanos. O bien, si nos sobra ese dinero, cómo es posible que tengamos los autobuses que tenemos que hasta el propio equipo de gobierno está temeroso de que pueda darse un verano tan pleno de incidentes como el que se dio en 2015. Hablamos de esos dos temas porque son de actualidad, pero habrá quien piense que se pueden aumentar partidas en servicios sociales o en mobiliario urbano. Y claro, la reflexión es reduccionista y aún teniendo cierto fundamento, probablemente injusta.
Cuando se miran los números se comprueba que una parte importante de ese superávit proviene de un reconocimiento de deuda por parte de la Generalitat; la famosa deuda de la discordia (los ayuntamientos están haciendo de banco a la Generalitat y las farmacias y las residencias de la tercera edad…). Son estas partidas que inicialmente no aparecían en el presupuesto municipal las que permiten que la cifra sea tan elevada y tan sólo son los aproximadamente dos millones y medios de euros los que puede considerarse que se han generado como consecuencia de una gestión prudente y ponderada del equipo de gobierno. La oposición considera que el equipo de gobierno es excesivamente pacato en sus cálculos presupuestarios y eso limita la capacidad de inversión del Ayuntamiento en la ciudad. La reducción de la deuda ha sido y sigue siendo el gran objetivo. Son formas de verlo. Las decisiones en política, son eso, decisiones políticas, criterios y prioridades que cada partido o cada persona sitúa donde considera. A la ciudadanía corresponde juzgarlo.