Felipe VI ha regresado al salón capitular. El plenario del Ayuntamiento aprobó el 25 de febrero la retirada del busto del Rey de España, con los votos a favor de CiU, ERC, Terrassa en Comú y la CUP, con la abstención del PSC y con el “no” de Ciutadans y el PP. La efigie fue retirada el 26 de febrero, horas después. Ayer volvió a su sitio.
Eso, 33 días, ha durado la ausencia del símbolo que tantos ríos de tinta y mensajes en redes sociales había suscitado. La moción que dio pie a la retirada, impulsada al alimón por Esquerra y la CUP, acordó sacar de dependencias municipales cualquier símbolo “enaltecedor” de la dinastía borbónica.
Hubo dimes y diretes, con el portavoz del gobierno, Alfredo Vega (PSC), destacando que la moción sólo buscaba “saltarse la legalidad”, algo que el ejecutivo, dijo, no haría; con el edil de ERC Carles Caballero preguntando a Jordi Ballart, alcalde, si el ejecutivo cumpliría con la voluntad expresada por el plenario, y con el alcalde contradiciendo a Vega afirmando que el gobierno respetaría la votación; con CiU criticando que el Rey no hubiera adoptado un papel más activo en una mediación entre Catalunya y el Gobierno español; con el PP defendiendo a la monarquía y con Ciutadans diciendo que la moción venía a repudiar todo lo que representa a España en el contexto de la pueril idea de la “desconexión”.
Acabado el pleno, al día siguiente fue retirada la efigie. La polémica correteó por redes sociales y medios de comunicación, el PP habló de tomar medidas legales y en la segunda semana de marzo la Delegación del Gobierno envió un requerimiento formal, por correo certificado, a Jordi Ballart para que el busto volviese a la cámara.
La retirada vulneraba el artículo 85.2 del Real Decreto 2568/1986 de 28 de octubre sobre la organización, funcionamiento y orden jurídico de las entidades locales. Ballart dijo que hubiese agradecido la misma celeridad de la Delegación del Gobierno durante el trágico vendaval que asoló Terrassa en diciembre del 2014.
Marcha atrás
Respondería al requerimiento cuando le llegase. Le llegó, y los informes jurídicos municipales aconsejaron la vuelta de la talla. Y el miércoles 23 de marzo, el bipartito en el gobierno (PSC y CiU) comunicó al resto de grupos municipales la intención de reponer la efigie.
El martes, anteayer, ERC propuso que un cartel acompañase al busto si la escultura era restituida. Un cartel recordando el acuerdo adoptado por mayoría absoluta el 25 de febrero, destacando el “mandato democrático” que había quedado en agua de borrajas “ante la amenaza coercitiva y legal de las autoridades del Reino de España”. Un cartel de mensaje bastante más liviano fue colocado ayer debajo de le efigie del Rey, que un alguacil había devuelto al lugar donde estaba desde noviembre del 2014.