¿Cuándo estableció lazos con Terrassa?
Fue en el año 2007. Por entonces yo estudiaba música y viajé a esta ciudad para un intercambio cultural. Y en este intercambio surgió una relación de amor con un chico que no prosiguió. Dos años después, en 2009, me instalé en Terrassa.
¿Cómo arrancó su nueva etapa en esta ciudad?
Me puse en contacto con la Escola Municipal de Música-Conservatori Professional de Terrassa porque había realizado los estudios superiores de música y un posgrado en dirección coral y orquestal musical. Y a través de contactar con Rosa Maria Ribera, actual concejal de Educación, me surgieron trabajos de dirección de corales (entre éstas el Cor Montserrat y una coral infantil en Matadepera) y colaboré en intercambios con Polonia.
¿Este trabajo se consolidó?
Sí. Actualmente estoy al frente de ocho corales, entre éstas la del Orféo Joventut Terrassenca del Coro Vell de Terrassa y otras de Barcelona, Roca del Vallès y Tarragona. También doy clases de música y dirijo una orquesta en Barcelona.
Se ha abierto camino
Sí. Yo estudié música y biología al mismo tiempo, pero cuando finalicé tenía claro que quería dedicarme a la música. Cuando tenía 14 años ya fundé mi primera coral. La música es mi modo de expresión. Sin ella no podría vivir. Y ha sido posible dedicarme a ello fuera de mi tierra.
¿Echa de menos su país?
Soy una persona bastante flexible y curiosa. Me gusta viajar e intento adaptarme al país que me acoge estudiando su lengua y participando de sus cultura y costumbres. Terrassa no era mi primer destino. Cuando salí de Eslovenia, me fui a Polonia. También fue un cambio en mi vida.
¿Es más fácil integrarse cuando uno emigra para conocer mundo y no por necesidad?
Sí, seguro que sí. Mucha gente de mi país lo abandona para buscar trabajo pero la mayoría regresa al cabo de un tiempo. Yo no me planteo volver a casa por ahora. Pero también influye el tipo de carácter de cada persona. La gente emigra por diversos motivos pero el proceso de adaptación no lo vive todo el mundo por igual.
Usted se relaciona con personas de aquí
Mi vida se mueve con gente de aquí porque hay pocos eslovacos viviendo en Catalunya. Y de vez en cuando, cuando puedo, viajo a mi ciudad, a Poprad, para visitar a mi familia, mis padres y mis dos hermanos.
¿Echa de menos a su familia?
Siento que no estoy en casa y que soy extranjera. Vivo entre dos mundos, el que me acoge y el mío. Y en cuánto puedo me escapo a Eslovenia para disfrutar minuto a minuto de mi familia. Tengo una excusa perfecta porque imparto unas clases, cada medio año, en la Academia de Música de Cracovia. No sé si voy a regresar.