La tendencia de los inviernos en España, más suaves y con un 30 por ciento menos de precipitación, especialmente en el sur peninsular, incrementará la intensidad y la duración de las sequías, el desastre natural que más preocupa a los españoles.
Así lo ha afirmado en un entrevista con EFE, Ernesto Rodríguez, jefe del área de Evaluación y Modelización del clima de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) con motivo hoy de la celebración del Día Meteorológico Mundial, que este año lleva por lema “Más cálido, más seco, más húmedo. Afrontemos el futuro”.
En un escenario de aumento global de extremos climáticos, los modelos de predicción auguran en la Península Ibérica “inviernos más suaves y cálidos” como este último que acaba de terminar, el segundo más caluroso desde 1961, ha detallado Rodríguez.
En este contexto, una parte significativa del territorio español se encuentra situada en “zonas clasificadas como áridas” y por tanto sujeta a sequías estacionales y vulnerable a la desertificación.
No hay que olvidar -ha apuntado- que la zona mediterránea destaca por ser la zona más grande del planeta en la que se espera una clara reducción de los recursos hídricos.
Referente a la precipitación, el climatólogo ha argumentado que la situación apunta a una menor cantidad de precipitación, especialmente en el sur peninsular, pero aún falta por definir cómo se distribuirán esas lluvias a lo largo del año, si serán intensas o continuas.
El problema de la precipitación es más difícil de observar y predecir debido a sus ciclos multidecadales, sin embargo, las tendencias señalan una menor cantidad de precipitación (entre un 10 y un 30 por ciento menos) en el sur peninsular a finales de siglo.
Respecto a los fenómenos extremos naturales, el experto ha explicado que aunque la sequía sigue siendo el desastre natural que más preocupa a los españoles, ha valorado el aumento de las medidas de adaptación que paulatinamente se implementan en las ciudades españolas.
Como climatólogo ha alabado las ventajas de las energías renovables, cuantas más mejor, no sólo en España, sino en cualquier país ya que lo realmente importante es evitar las grandes concentraciones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) a nivel global.
En esta línea, Rodríguez ha demandado un deseo: situar el cambio climático y el medio ambiente en el ránking de los problemas que más preocupan a la población.
A su juicio, la sociedad muestra más preocupación por los problemas de carácter inminente y en este caso, el cambio climático, se percibe como un problema a largo plazo.
“Falta concienciación climática”, ha remarcado.
En este punto, ha explicado que los ciudadanos, en su papel de consumidores, podrían desempeñar una labor decisiva en la mitigación del cambio climático, si en sus costumbres diarias (compras, actos lúdicos, transporte) apostaran por opciones respetuosas con el clima que desterraran la figura de “devoradores de carbono”.
Sin embargo, llevar un estilo de vida que ayude a paliar las emisiones de gases de efecto invernadero requiere “cambios profundos” en los hábitos y en la conciencia del consumidor, a veces difíciles de asumir.
Un consumo poco eficiente de la calefacción en el hogar, desplazamientos al trabajo en vehículo propio, vacaciones a miles de kilómetros o el consumo de alimentos fuera de temporada conllevan unas emisiones de CO2 tan “tremendas” que si la población fuera consciente las evitaría, ha añadido el experto en cambio climático.
En el sector alimentario -ha añadido- la expansión del comercio mundial de alimentos ha disparado los efectos contaminantes de su producción y transporte y muchos ciudadanos ignoran la huella ecológica de los artículos que consumen.
Para revertir esta situación, los productos deberían llevar etiquetados, junto al recuadro del precio y lugar de procedencia, la huella de carbono con el único objetivo de “sensibilizar y concienciar al consumidor” en la lucha contra el cambio climático, ha insistido el meteorólogo.