"No debemos bajar la guardia". La frase de Araceli Ramírez Maqueda, que falleció ayer a la edad de 59 años tras una larga enfermedad, es probablemente la mejor que la define como persona y que ella misma escribió en el resumen biográfico en el opúsculo que se editó en su homenaje. Araceli, hija de inmigrantes cordobeses que se establecieron en Terrassa en 1973, lideró una lucha incansable a favor de la igualdad de la mujer a través de su profesión como abogada (promovió el lenguaje no sexista en la documentación jurídica) y también desde el Casal de la Dona donde fue una de las fundadoras. Precisamente este trabajo constante y reivindicativo en el seno del movimiento feminista (participó en marchas convocadas en Bruselas y Nueva York) llevó al Ayuntamiento y a las entidades de la Comisión del 8 de marzo a tributarle un reconocimiento que se celebró en mayo de 2014. Para aquellos que la conocieron fuera del ámbito profesional, Araceli era una persona inquieta, generosa, entusiasta, comprometida social y culturalmente. Destaca su implicación con el grupo de danzas Treure Ball (muchos decían siempre que era el "alma" de la formación) y también como espectadora activa en muchas actividades culturales, entre éstas el teatro.