Finalmente se ha concretado y Ensenyament anunció ayer la reducción de seis lineas de primaria que se repartirán en diversas escuelas de Terrassa. A pesar de que la decisión es pragmática y basada en las cifras, no es una buena noticia. Aunque la comunidad educativa terrassense esperaba esta confirmación como irremediable, existía la íntima y remota esperanza de que se pudiera aprovechar la coyuntura para recuperar parte del terreno perdido como consecuencia de los recortes presupuestarios aplicados por la crisis económica. Se trataba, y así se han manifestado tanto las autoridades municipales como miembros de la comunidad educativa local, de mejorar las condiciones con una reducción de ratios que permitieran mantener las lineas abiertas, ofrecer a los docentes unas mejores condiciones para llevar a cabo su trabajo y herramientas de refuerzo en los grupos en que se necesitase y, por supuesto, garantizar los puestos de trabajo de muchos maestros.
No ha sido así y Terrassa tiene seis lineas menos de P3 debido al descenso de la natalidad, al descenso del número de extranjeros que llegan a la ciudad y a la marcha de otros, si no a sus países, si a otras ciudades españolas o europeas. Y no nos engañemos, también hemos de tener en cuenta que los débiles atisbos de recuperación económica devuelven alumnos a la escuela concertada.
En todo caso, al menos se ha optado por repartir el cierre de lineas y no por cerrar escuelas. Hay que tomarlo como un mal menor, pero, como decíamos, no estamos ante una buena noticia.
Curiosamente, este fenómeno de descenso de la demanda en las aulas de primaria no se corresponde con la ESO, ámbito en el que se ha registrado incluso un aumento de la demanda. Se alcanzan niveles de ocupación muy elevados en las aulas de eso, con ratios también relevantes. Se trata de estadios diferentes de la pirámide de natalidad, ya que ahora llegan a la ESO los niños que nacieron en los últimos años de la bonanza y primeros de la crisis, cuando los índices de natalidad eran elevados. Los problemas en la ESO llegarán dentro de unos años, cuando las promociones que ahora empiezan en inferioridad numérica alcancen los grados superiores. En este sentido, debemos destacar que hay colegios proyectados que no se han construido todavía, aunque están programados y que tendrán que seguir en estructuras prefabricadas.