El 90 % de los 67 millones de trabajadores domésticos en el mundo están excluidos de cualquier tipo de cobertura de seguridad social, con la mayoría de esta categoría de empleados concentrados en Latinoamérica y Asia.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) hizo públicas estas nuevas estimaciones, según las cuales el 80 % de trabajadores domésticos son mujeres.
Los estudios y evaluaciones sobre las condiciones en este sector son difíciles porque el trabajo se realiza en domicilios privados y con frecuencia para más de un empleador, hay una rotación elevada, los pagos son en efectivo, los salarios irregulares y, en general, no hay contratos de por medio.
Además, la cantidad de horas promedio trabajadas está entre “las más largas e impredecibles”, con un mayor control de horarios entre las empleadas que viven fuera del lugar de trabajo.
Todo ello a pesar de que se trata de una fuente significativa de empleo: el 4 % de la fuerza de trabajo mundial, no más del 1,5 por ciento en Europa, el 6 % en Latinoamérica y el Caribe y el 7,7 % en el mundo árabe.
Según la OIT, el 68 % de los trabajadores domésticos se encuentran en Latinoamérica y Asia, donde ha identificado “grandes problemas en la protección social” para este grupo, aunque también ha encontrado problemas en países industrializados.
En un estudio, la organización señaló que el 39 % de trabajadores domésticos en España o Francia están excluidos de la cobertura de la seguridad social, mientras que en Italia el 60 % no están registrados o no cotizan al sistema.
La situación es todavía peor para los trabajadores domésticos inmigrantes, que se estima que son 11,5 millones, como se refleja en el hecho que el 14 % de países que ofrece alguna cobertura social a los domésticos no reconozca los mismos derechos a los trabajadores nacionales que a los inmigrantes.
Al explicar las conclusiones del estudio, el economista principal de la OIT, Fabio Durán-Valverde, dijo que no hay un modelo perfecto que responda a las necesidades de los empleados domésticos, aunque “la cobertura obligatoria es un elemento crucial para alcanzar una cobertura adecuada”.
Esta cobertura obligatoria debería incluir -mencionó- incentivos fiscales, planes de registro, campañas de sensibilidad dirigidas a los empleados y empleadores, así como sistemas de cheques de servicios.
En general, las remuneraciones en este sector representan “menos de la mitad del salario promedio del mercado” y en algunos casos extremos, como el de Catar, no supera el 20 %.
En ello influye el bajo nivel de educación y calificación, la poca valoración social de este trabajo y el escaso poder de negociación de las trabajadoras.