La balanza volvió a decantarse del bando desiempre. El sueño del Club Egara de levantar una Copa del Rey que se le resiste desde el año 2009, cuando derrotó al Atlètic en la final, volvió a posponerse. En una final vibrante y tremendamente equilibrada, el conjunto del Pla del Bon Aire volvió a quedarse a escasos milímetros de poder saborear la gloria. Los pupilos de Patricio Keenan encadenaron su tercera final perdida ante un Polo al que ya han ganado a domicilio en la Liga regular.
Tras caer en las dos últimas Ligas, el domingo a los barceloneses les bastó un gol de penalti del argentino Matías Rey para proclamarse campeones ante su público. Lágrimas de frustración, de rabia, de impotencia y una cada vez más nítida sensación de "déjà vu" se apoderaron de la plantilla, cuerpo técnico, afición y directiva del Egara tras el pitido final. No pudo ser. Una vez más no pudo ser. Quizás cambie la fortuna en la próxima final de la Liga, o en la edición de la Copa del año próximo, la del Centenario, que se celebrará en las instalaciones del Júnior con motivo del Centenario de la entidad de Sant Cugat.
Egara y Polo disputaron una final que tuvo de todo pero terminó como siempre, con los pupilos de Carlos García Cuenca alzando un nuevo título y agrandando su leyenda. La indiscutible diferencia de presupuesto existente entre ambos equipos volvió a pesar. El Egara luchó con sus armas, con la cantera y la ilusión de un puñado de jugadores para quienes vestir esa camiseta supone algo muy especial. Pero, una vez más, no les alcanzó para doblegar a un Polo plagado de estrellas, que dejó claro que sigue un paso por delante del resto de sus competidores domésticos.
Faltaban solamente siete minutos para que la "lotería" de los "shoot-outs" decidiera el nombre del sucedor del Atlètic en esta nonagésimonovena edición de la Copa del Rey cuando el Egara concedió el tercer y último penalti-córner a un Polo que se ha mostrado tremendamente eficaz en estas lides durante el torneo. Cinco de sus seis goles fueron de penalti.
Lo lanzó Borja Llorens y lo desvió Matías Rey para batir por primera vez en todo el partido a Quico Cortès. Apretó los dientes el Egara tras encajar un tanto que desató la euforia de la afición local en el Eduardo Dualde. La visitante, más numerosa y ruidosa, intentó llevar en volandas a los suyos hasta el empate. Pero el Polo supo jugar sus cartas. Se puso el cuchillo entre los dientes e impidió que se jugara más. Defendió denodadamente y le salió bien. Otra vez. Una vez más, la historia terminaba igual. Igual de mal para un Egara que merece un título. El hockey se lo debe.
La primera ocasión del partido fue para el Egara. Edu Arbós aprovechó uno de los pocos errores defensivos que concedió la zaga barcelonesa para rematar de revés, pero su tiro salió desviado. Pese a tratarse de una final, el juego era dinámico, a ratos divertido. Las piernas pesaban, pero la ilusión por levantar un título podía con todo. Nadie especulaba. Ambos equipos buscaban sin disimulo la portería rival, pero las ocasiones de gol eran pocas. Cortès se vio obligado a lucirse por primera vez en el minuto 13 a tiro del argentino Lucas Vila.
Dos penalties fallados
El segundo cuarto fue claramente del Polo. El Egara se fue encerrando en su campo y se sintió sobrepasado. Lo aprovecharon los anfitriones para lanzar dos penaltis. El primero lo estrelló Xavi Lleonart en el palo y el segundo, más centrado, lo detuvo Cortès. Regalarle penaltis al Polo era jugar con fuego, pero por momentos la apuesta estaba saliendo razonablemente bien.
Tras el paso por vestuarios, el Egara seguía agazapado en su mitad de campo. A los 4 minutos de la reanudación, Pere Arch sacó sobre la misma línea de gol un venenoso remate de Lucas Vila que se colaba. La defensa barcelonesa era una auténtica roca, especialmente por el eje, con un Matías Rey estelar que acabaría siendo el héroe de la final. El Polo seguía presionando, pero poco a poco el Egara se sacudió la presión y a 36 segundos para cerrar el tercer acto, Pep Romeu obligó a Mario Fernández a tirar de reflejos en el único penalti de los egarenses. El Egara tuvo su mejor ocasión a los 51 segundos del último cuarto, cuando Fernández detuvo de forma felina con la guarda un remate de Claudi Quera que ya se cantaba como gol. Siete minutos después llegó el penalti fatídico, protestado por el Egara. Rey estuvo atento en el desvío y alojó la bola en el cajón. El resto fue un intento precipitado por forzar un empate que no acabaría llegando.
CLUB EGARA 0
RC POLO 1
CLUB EGARA. Quico Cortès, Pere Arch, Pep Romeu, Franc Dinarès, Josep Farrés, Vicenç Ruiz, Edi Tubau, Marc García-Chicote, Edu Arbós, Guillem Fustagueras y Lluís Mercadé, equipo inicial, Xavier Aguilar, Claudi Quera, Thomas Keenan, Nani Mengíbar, Nani Usé y Albert Pérez.
RC POLO. Mario Fernández, Jordi Fàbregas, Matías Rey, Migue Masana, Borja Llorens, Mane Terraza, Salva Piera, David Alegre, Àlex Casasayas, Xavi Lleonart y Lucas Vila, equipo inicial, Manel Bordas, Pepe Borrell, Borja Casanovas, Guillermo Chaves, Llorenç Piera, Álvaro Turull y Paco Cavaller.
Árbitros. Paco Vázquez y Marcelo Servetto. Mostraron tarjetas verdes a Marc García-Chicote y Vicenç Ruiz (Egara) y a Migue Masana (Polo). Amarillas al jugador del Egara Marc García-Chicote y a los del Polo Salva Piera y Xavi Lleonart.
Gol. 0-1, minuto 53, Matías Rey, de penalti-córner.