Un sol radiante durante las primeras horas del evento y un cartel especialmente atractivo contribuyeron a que la decimoctava edición del Pícnic-Jazz de Vallparadís, el domingo, lograra batir todos sus récords. La organización cifra la asistencia entre 25 y treinta mil personas.
El Torrent de la Font d’en Sagrera se ha convertido en un espacio plenamente consolidado para albergar esta gran fiesta del jazz, a la que acuden en similar proporción terrassenses y no terrassenses (no hay estadísticas con datos certeros.)
Desde primeras horas de la mañana, las zonas de hierba situadas ante el escenario y en los laterales se fueron ocupando de tal manera que, al iniciarse el concierto de La Locomotora Negra, ya todo estaba lleno, algo que no había ocurrido en ediciones anteriores.
La Locomotora Negra abrió, como viene haciendo desde hace dieciocho años, el evento mientras aún las mareas humanas (que continuaron durante unas horas más) iban buscando acomodo.
Estampas habituales
Se repitieron las estampas de los años anteriores; las mantas de variados colores interpuestas entre los cuerpos y la hierba, las familias con niños, los grupos de amigos, los que aprovechaban para adelantar su siesta y los que comenzaban el vermut o abrían las botellas de vino. Estuvieron los bailarines y los malabaristas, los cocineros (algunos hicieron incluso fideuà en directo), y también las autoridades; el alcalde Jordi Ballart se paseó por el evento con varios de sus concejales y se hizo fotos (que luego colgó en su facebook junto con un eufórico texto celebrando el éxito de la iniciativa) con personajes como los restauradores Xavi Casanovas y Alfons Ferrero, o con Haritz Ferrando de Biter.Cat (la asociación BiciTerrassa Club).
Estaban los que no podían esperar y daban sus primeros mordiscos a los bocadillos, o los que paseaban por la feria artesanal y por la feria del disco curioseando o dispuestos a comprar. Hubo un espectador, realmente afortunado, que encontró un ejemplar del disco "Los Maxis", de La Unión, que llevaba muchos años buscando. Jordi aka la J (presentador de radio y cantante) presumió de ello por twitter poco después.
Ante el escenario se agruparon no sólo los más madrugadores, sino también los fans. Lo cierto es que hubo un nuevo público realmente seducido por los nombres estelares del cartel. Esto se hizo especialmente notorio con la subida al escenario de Jordi Rossy’s New Quintet, con la presencia de primeras espadas de la escena internacional, un concierto de lujo para un evento de estas características.
Para los incondicionales
El quinteto optó por acomodar su repertorio al horario asignado, la hora de la comida, interpretando piezas en su mayoría muy evocadoras y tranquilas, de autoría compartida. Jordi Rossy firmó la mayoría de las piezas, con excepción de una composición prestada de Guillermo Klein, "Artesano", y de un tema de Al Foster, "Pauletta."
Hubo muchos seguidores especialmente atraídos por la presencia de Al Foster, un batería de sonrisa sempiterna quien fuera miembro de la formación de Miles Davis. Sin embargo, no todo el mundo estuvo igualmente complacido; algunos consideraron el concierto demasiado exquisito para un evento tan popular como el Pícnic; entre estos, un grupo de amigos que había recalado en Vallparadís atraídos por la presencia de Pegasus.
Precisamente Pegasus fueron también muy esperados, aunque sufrieron una baja de última hora. Santi Arisa, aquejado de una fuerte gripe, tuvo que dejar su espacio en la batería a su hijo, Dani Arisa (quien tuvo que renunciar a la vez a su papel como percusionista de la formación.) El grupo evocó temas antiguos pero también reprodujo algunos de los nuevos temas incluidos en su último disco, "Standby… On!
Entre ambas actuaciones se produjeron las puntas de asistencia y el máximo alboroto en los puestos de restauración. En la parada de Amics de les Arts i Joventuts Musicals volaron los bocadillos y se oía a menudo aquello de "más pan, pan." La cafetería se quedó sin azúcar y un poco más allá, en la pastisseria Murià, estaban a las cinco vendiendo las últimas existencias de pastelitos. Era el año que más habían vendido.
A la puerta del backstage se agolparon los fans de Pegasus que, al finalizar el concierto y CD en mano, reclamaban la firma de bajista Rafael Escoté y de Max Sunyer, dos de los miembros históricos de la formación.
El Pícnic, con el frío que llegó hacia las cuatro de la tarde recordándonos que aún estamos en invierno, se despidió con el vigoroso y trepidante concierto de Wax & Boogie Big Combo (estrenando formación), mientras un público más que satisfecho emprendía su retirada…. hasta el año que viene.