Terrassa

Juicio a una presunta mafia ruso-georgiana

Gela debía estar allí, en la Audiencia Nacional, como uno más de los veinte acusados en un macrojuicio contra una presunta mafia ruso-georgiana. Pero Gela, para quien el fiscal solicitaba más de once años de prisión, fue uno de los dos georgianos asesinados a balazos en Terrassa el 4 de enero pasado en lo que semejaba un ajuste de cuentas puro y duro. Ayer, varios de sus presuntos correligionarios se sentaron en el banquillo. Unos están acusados de asesinato. Otros de blanqueo de capitales, de tenencia ilícita de armas, de falsificación de tarjetas, de estafa.

La Fiscalía pide penas de entre cinco y 32 años de prisión para los encausados, integrantes presuntos de una banda perfectamente jerarquizada, con los “ladrones de ley” en su cúspide y los “deportistas” por debajo, según la agencia EFE. Para uno de los supuestos dirigentes, Kakhaber Shushanashvili, la Fiscalía reclama 32 años y ocho meses de cárcel. Está considerado el director de la organización criminal, dedicada a actos delictivos de todo tipo, desde robos a extorsiones, pasando por el intento de asesinato de un hombre en Francia.

Shushanashvili negó ayer su pertenencia a la organización, que fue desarticulada en el 2010 en la “operación Java”, con la participación de policías de seis países, y tenía su centro de operaciones en Barcelona aunque no sólo actuaba en España, sino también en Italia, Alemania, Suiza y Francia. El juicio proseguirá hoy en la sede de la Audiencia Nacional en San Fernando de Henares, se presume que sin tres de los acusados, que ayer no comparecieron en la sala. El tribunal ordenó su busca y captura.

Mientras tanto, los Mossos d’Esquadra siguen inmersos en la compleja investigación del doble crimen de Terrassa. Gela G. y un compatriota murieron asesinados a tiros el 4 de enero, por la tarde, en un piso de la calle de Nàpols, en Roc Blanc. Los mossos identificaron minutos después en las inmediaciones a tres individuos, uno de ellos el inquilino del piso donde había tenido lugar el tiroteo.

Primero declararon como testigos supervivientes, pues estaban en la vivienda cuando fueron abatidas las dos víctimas y huyeron por una ventana. Horas después quedaron arrestados. Pasaron a disposición judicial y sólo uno de ellos ingresó en prisión provisional. Era el inquilino del piso.

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