"Marits i mullers", la versión teatral del director Àlex Rigola sobre la película homónima de Woody Allen, se subió el domingo al escenario del Teatre Principal y revalidó el éxito obtenido en La Villarroel de Barcelona. La obra, una comedia ácida sobre las relaciones de pareja, funciona con la precisión de un reloj, gracias a la maestría del autor neoyorquino, a la buena adaptación de Rigola y a la magnífica interpretación de los seis actores encabezados por Andreu Benito, el alter ego de Woody Allen.
En "Marits i mullers", el director de cine reflexiona sobre la dificultad de vivir en pareja y la complejidad del ser humano. El punto de partida arranca cuando Andreu, profesor de literatura y escritor, y su esposa, Mònica, que trabaja en una revista de arte, reciben la noticia de que sus mejores amigos, Joan y Sandra, en apariencia un pareja perfecta, han decidido separarse. La noticia cae como una jarra de agua fría. Andreu y Mònica no salen de su asombro. Tanto es así que, formulando preguntas y buscando respuestas, acaban por replantearse su propio matrimonio.
El relato de Allen discurre de forma trepidante. Los protagonistas analizan y se autoanalizan constatando que todos, en las cosas del querer, están permanentemente transitando por un terreno muy frágil. Andreu y Mònica, Joan y Sandra, nos cuentan sus dificultades para vivir juntos. Se quejan de la feliz rutina y les cuesta admitir que no hacen nada para salir de la zona de confort. Más bien prefieren provocar al otro para echarle la culpa y quedarse con la conciencia tranquila. Llegada la ruptura, Joan y Sandra tienen nuevas parejas. Andreu y Mònica seguirán después el mismo camino. Se les ve ilusionados de nuevo pero sólo es un espejismo porque al cabo del tiempo todo vuelve a tambalearse. ¿Cuál es la conclusión? Es fácil: la perfección no existe, com reza el tópico.
Una maravilla
La temática de "Marits i mullers" es universal sólo que en manos de Allen, con sus dosis de filosofía, ingenio, poesía, ironía, es una delicia. La obra, además, se pone al servicio de un elenco con muchas tablas que interpreta el texto con naturalidad, sin concesiones, con el tono y el gesto justo.
Se impone por su presencia y voz potente y arrolladora Andreu (Andreu Benito), el profesor de literatura, el alma de Allen, repartiendo juego con su pareja Mònica (Mònica Glaenzel), Joan (Joan Carreras) y Sandra (Sandra Monclús) y también con los nuevos amantes que aparecen en escena, Mar (Mar Ulldemolins) y Lluís (Lluís Villanueva). Todos brillan en las escenas corales y en los monólogos. Nos gustó también el planteamiento de Rigola en dar esta proximidad a la historia a través de unos actores que, con el mismo nombre que tienen en su vida real, se dirigen casi siempre al público e incluso bajan a platea e interactúan con él.
"Marits i mullers" se estrenó hace 25 años por lo que las situaciones que presenta la obra -parejas en crisis buscando otras parejas (ellos optando porque sean más jóvenes ) y totalmente opuestas- podríamos decir que ya están superadas, que no son nuevas. Pero Allen es mucho Allen y su particular forma de hablar de las contradicciones del ser humano (en definitiva es de lo que trata la pieza) sigue siendo muy atractiva para muchos espectadores. Los aplausos fueron intensos y merecidos.
FICHA TÉCNICA
Obra de Woody Allen con adaptación y dirección de Àlex Rigola. Intérpretes: Andreu Benito, Mònica Glaenzel, Joan Carreras, Sandra Monclús, Mar Ulldemolins y Lluís Villanueva. Día 13 de marzo. Teatre Principal. Temporada del Caet