Terrassa

Lídia Freixa “Quería salir de la cadena de montaje de la fábrica”

La vida de Lídia Freixa dio un giro radical a los 28 años. A esa edad dejó su empleo en una cadena de montaje para regresar a las aulas y graduarse en Integración Social.

¿Cuándo tomó la decisión de estudiar una Formación Profesional?
Yo trabajaba en la empresa Sony y me ofrecieron finalizar mi contrato laboral. Fue una oportunidad para mí porque llevaba seis años trabajando en la cadena de montaje y necesitaba un cambio. Así que me fuí de la fábrica y regresé a las aulas. Me preparé para la prueba de acceso a ciclos de grado superior y empecé la FP de Integración Social en el Institut Montserrat Roig.

¿Cómo recuerda su etapa como alumna en el instituto?
Yo enté en el centro con 29 años y me gradué con 31. Recuerdo que había gente muy jovencita porque la mayoría eran alumnos que procedían del bachillerato con 18, 19 años. Pero éramos un pequeño grupo que superaba esta barrera e incluso había estudiantes mayores que yo. Fueron dos años estupendos. Estudié una formación que me atraía y no me costó porque a mí me gusta estudiar.

¿Se halló a gusto?
Sí, sí. La docencia que recibí cumplió con mis expectativas. Hay grandes profesionales en la materia y en clase los de más edad nos adaptamos bien. Había compañerismo.

¿Halló empleo en seguida?
Realicé las prácticas en la Escola d’Educació Especial Crespinell ayudando y acompañando a los niños que necesitan de una persona para su vida diaria y, en paralelo, me apunté a la bolsa de trabajo del instituto. Tuve la gran suerte que el departamento de Ensenyament me ofreció en seguida una plaza de "vetlladora" en el mismo instituto donde estudié la FP. De eso hace ya once años y sigo en el mismo centro. Mi trabajo consiste en asistir a los alumnos que tienen problemas de movilidad. Soy muy feliz realizando esta labor socioeducativa. Me considero afortunada.

¿Cree que los alumnos con discapacidad que están en centros ordinarios tienen los recursos necesarios?
En educación todos los recursos humanos y económicos siempre son pocos. Pero, a partir de mi experiencia, que es en este instituto, creo que hay un buen servicio de atención para con estos alumnos y que su discapacidad se vive con absoluta normalidad.

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