No hay mayor lujo para el fan de cualquier artista que saborearlo en la distancia corta. Y si además el músico en cuestión está solo en el escenario, el placer es, si cabe, aún mayor. A pesar de que sean centenares las personas allí congregadas, el “tú a tú” que se genera despierta una gran satisfacción. Eso mismo pasó el pasado viernes en el Auditori Municipal, durante el concierto de Ismael Serrano ante una platea rebosante de público devoto. Aunque en realidad el músico no estuvo solo, sino que le acompañó un completo “staff” de directo, incluidos los técnicos de sonido y luces propios.
El músico cumplió con las expectativas ofreciendo más de dos horas larguísimas de concierto, con una puesta en escena sobria, íntima y acústica, estimulando muchas veces el feed back de su público y siendo a la vez profundo y divertido.
Lo que ofreció Serrano fueron las mismas canciones de su repertorio que el público conoce de memoria (muchos no dejaron de cantar durante todo el concierto, casi nunca bien afinados, apagando incluso la propia voz de Serrano no sólo para ellos, sino para sus vecinos de butaca.) Y lo hizo mostrándolas desnudas, probablemente como fueron concebidas, aunque logrando casi siempre no sacrificar el acento en la parte rítmica que predomina en su último disco, “La llamada.”
Junto con la música, la palabra es el gran “arma” de Ismael Serrano, un arma que utiliza no sólo para desgranar partes íntimas de su alma, sino también para situarnos en plena sociedad española del siglo XXI, la de la cola del paro y las incertidumbres. En sus largos comentarios, que muchas veces entona dándole tintes de guion con su profunda y teatral voz, tienen cabida reflexiones variopintas, referencias a estos tiempos en los que vivimos (con aplausos cuando se refiere a los desahucios), apareciendo en más de una ocasión el tema del amor: amor/desamor, mal de amor (y el “falso poder terapéutico de las canciones”), amor/odio….
Cuestión de ex
En ocasiones roba a otros comentarios chistosos para hacer reír a su público, como cuando oyó decir a alguien “me tengo que buscar a otra ex, siempre hablando de la misma”; o como cuando cuenta la anécdota de una llamada a un teatro en Argentina en la que una mujer pregunta insistentememte cuánto va a durar un concierto… Ante su insistencia se desvela que no va a ser ella la espectadora, sino su marido, mientras ella tiene otros “planes”… Le resulta imprescindible saber a qué hora volverá a casa su marido.
Con canciones como “Ana”, “Rebelión en Hamelin”, “Papá cuéntame otra vez” o “Caperucita”, que estuvieron entre las más aplaudidas, Serrano fue capaz de complacer visiblemente a un público que parecía conocer, mayoritariamente, toda su discografía, desde la primera canción a la última.
Ya en la recta final, aseguró a los allí presentes que, “y lo digo de verdad, éste ha sido un concierto mágico y muy especial para mí.” Algunos habrán pensado “eso se lo dices a todas” (las audiencias, claro) pero lo que sí resultó obvio fue que el concierto fue realmente mágico para sus seguidores. No faltaron los aplausos de pie, los gritos de “eres genial” y las peticiones; de complacerlas todas, habría estado toda la noche.
FICHA TÉCNICA
Ismael Serrano (voz y guitarra). Viernes, 26 de febrero. Festival Barnasants. Auditori Municipal de Terrassa.