Apenas unas horas tardó el Consistorio en hacer efectiva la petición aprobada en el pleno del jueves de retirar de las dependencias municipales cualquier símbolo “enaltecedor” de la dinastía borbónica. Empezando por el busto del rey Felipe VI que desde noviembre de 2014 se encontraba en uno de los rincones del salón plenario. Este punto de la moción -una propuesta impulsada de forma conjunta por ERC y la CUP- se aprobó con los votos a favor, además, de los seis concejales de Terrassa en Comú. El PP y Ciutadans votaron en contra. Mientras que el PSC se abstuvo.
Durante su intervención, el portavoz del ejecutivo, Alfredo Vega (PSC), indicó que la medida tenía “como única intención saltarse la legalidad” y que “como administración no lo haremos”. Las palabras de Vega no sentaron bien en las filas de Esquerra. Tras aprobarse la propuesta, el concejal republicano Carles Caballero preguntó al alcalde Ballart si el ejecutivo municipal cumpliría con la voluntad que acababa de expresar el pleno. El primer edil salió de inmediato al paso de ERC y contradiciendo a su concejal afirmó: “El gobierno respetará la votación democrática de este acuerdo”.
La moción incluía en un segundo punto revisar en el nomenclator de las calles de la ciudad los nombres de raíz monárquica, parte a la que se sumó el PSC. Alfredo Vega comentó que se revisarían los nombres, aunque tenía la impresión de que eran muy pocos los que quedaban por retirar .
El tercer punto de la moción pedía una declaración de Terrassa como ciudad excluida de la monarquía, que fue finalmente retirada por ERC.
Rendir cuentas
Durante el debate el representante del PP, Álex Rodríguez, que se estrenó como concejal en sustitución de Gabriel Turmo, dijo que la moción era una rendición de cuentas de ERC con sus superiores en Barcelona. Rodríguez destacó el papel de la monarquía en países modernos y democráticos como Noruega o Dinamarca.
Ciutadans, por su parte, sumó su voto al no aduciendo que la moción venía a repudiar todo lo que representa España en torno a la infantil idea de la desconexión.
CiU, que votó favorablemente, dijo que el Estado debería plantearse, cómo un partido de orden como Convergència se posiciona favorablemente a una moción como la que se debatía y criticó que el Rey no hubiese tomado un papel más activo en una eventual mediación entre Catalunya y el Gobierno central.
Carles Caballero invitó a sumarse a esa moción a todos los concejales con espíritu republicano en clara alusión a Terrassa en Comú. Así, Marc Grau puso de manifiesto el voto afirmativo de su formación, diciendo que compartían los valores republicanos y añadió, respondiendo a Convergència, que mientras hubiese monarquía era mejor que el Rey no tomase iniciativas de índole político.
La CUP, a través de Maria Sirvent calificó a la monarquía como un lastre para Catalunya un símbolo inequívoco de ocupación.