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Uno de cada tres estudiantes de la ESO reconoce haber agredido a un compañero

Ampliación. Uno de cada tres estudiantes de la ESO (de 12 a 16 años) reconoce haber agredido físicamente a otro compañero en los últimos dos meses y la mitad de los alumnos admite haber dicho palabras ofensivas a alguien.
Dentro de las víctimas de acoso escolar, tres de cada diez denuncia que ha recibido golpes físicos (un 6,3 % de ellos de manera frecuente), y seis de cada diez dicen que alguien les ha insultado en los últimos meses, a más de un tercio a través del móvil o de Internet.
Son datos del informe realizado por Save the Children "Yo a eso no juego. Bullying y ciberbullying en la infancia", a través de 21.500 encuestas a estudiantes de entre 12 y 16 años de todas las comunidades autónomas para analizar la realidad del acoso escolar, tanto desde el punto de vista de la víctima como del acosador.
La mayoría de los agresores asegura que "no sabe por qué" lo hace y la segunda respuesta más común es que lo hace para "gastar una broma".
Las víctimas repiten principalmente tres razones por las que son acosadas: para ser molestadas, por su aspecto físico o porque les tienen "manía".
El estudio concreta la definición de acoso y explica que para que sea es necesario que haya intencionalidad por parte del agresor, frecuencia de los abusos y desequilibrio entre agresor y víctima, según ha explicado el director general de Save the Children, Andrés Conde.
Uno de cada 10 estudiantes dice que ha sufrido acoso en los últimos dos meses y un 6,9 por ciento se siente víctima de ciberacoso, según los encuestados, todos ellos niños de colegios públicos que han colaborado con la encuesta.
En cuanto a los acosadores, un 5,4 por ciento de los niños reconoce haber acosado a alguien y un 3,3 haberlo hecho a través de internet.
Según el informe, al ser una encuesta representativa, se puede extrapolar al conjunto de la población, con el resultado de que el número de estudiantes de centros públicos que han sufrido acoso se eleva a 111.000 y 82.000 niños y niñas respectivamente.
"Al acoso hay que llamarlo por su nombre, es una forma de violencia y no un juego entre niños, por lo que no podemos justificarlo", ha dicho el responsable de esta organización, quien ha destacado la importancia de la prevención, sobre todo respecto a las situaciones de violencia en el entorno escolar que la encuesta también ha detectado y que pueden acabar siendo acoso.
El insulto es la manifestación más recurrente del acoso, aunque un acosado puede ser víctima también de rumores, robo de sus pertenencias, amenazas, golpes o exclusión.
"La violencia contra la infancia es prevenible y completamente injustificable", ha añadido Conde, quien ha recordado que "prevenir la violencia contra la infancia es la mejor manera de prevenir la violencia en la sociedad adulta".
La coordinadora del informe, Ana Sastre, ha explicado que víctimas y acosadores tienen rasgos de personalidad compartidos, como la baja autoestima y pocas habilidades de comunicación, y ha defendido la necesidad de ayudar a ambos. "Para ello es necesario la formación de los profesores, padres y niños y crear espacios de convivencia donde el niño tenga la posibilidad de hablar".
"Las chicas son más acosadas y menos acosadoras, por lo que es necesario un enfoque de género", ha dicho Sastre. Un 8,5 % han sufrido acoso (frente a un 5,3 % de chicos), y un 10,6 % ciberacoso (un 8 % de chicos).
Hay más acoso entre los más jóvenes, con más víctimas de acoso y ciberacoso entre los estudiantes de primer ciclo de la ESO que entre los de segundo ciclo.
En cuanto a diferencias entre comunidades autónomas, Andalucía, Murcia, Melilla e Islas Baleares, superan la media estatal del promedio de niños que han sufrido acoso o ciberacoso o que reconocen haber acosado o ciberacosado a alguien.
Al ser preguntada por las razones que justifican estas diferencias entre CCAA, la coordinadora del informe ha dicho que no las saben pero ha asegurado que trabajarán con las administraciones educativas para averiguarlo.
Entre las propuestas, Save the Children propone que se aprueben protocolos de actuación que impliquen a toda la comunidad educativa. "A veces el acosado y el acosador son de distintos centros", por lo que tiene que haber cauces para poder trabajar entre ellos.
"Es importante definir el acoso como una forma de violencia y eso exige que el Gobierno intente acabar con ella" a través de una estrategia y de la aprobación de una ley específica de protección de los menores contra este tipo de violencia.

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