Terrassa

El Centre de la Visió rehabilita a pacientes con un ojo biónico

Guadalupe Iglesias se detuvo ayer unos minutos frente a la pared de un pasillo del Centre Universitari de la Visió (CUV), en el campus en Terrassa de la UPC. Distinguió una zona más clara y una más oscura. Pensó que la parte clara era la pared en sí. Y que la oscura, como tenía una forma rectangular y llegaba justo hasta el suelo, debía ser una puerta. “Si acabara en la mitad -dijo- hubiera deducido que se trataba de una ventana”.
Una cuestión de simple y mera lógica de no ser porque Guadalupe, una madrileña de 54 años, perdió la visión por completo hace 15 a causa de una enfermedad degenerativa, la retinosis pigmentaria. Durante estos días, la paciente está aprendiendo a recuperar la capacidad, no de ver con nitidez, pero sí de distinguir contrastes de blancos y negros, de luces y sombras, de formas y contornos. De letras, hasta.

Todo gracias a la operación que a mediados de diciembre le practicaron en el Centre d’Oftalmologia Barraquer de Barcelona, donde el cirujano Jeroni Nadal le implantó el ojo biónico Argus II. Guadalupe y Carlos, otro de los pacientes operados, llevan a cabo la preceptiva rehabilitación en el CUV.

Otra mirada
La madrileña es la cuarta persona que se vale de este sistema en España. Tan sólo unos 150 pacientes en todo el mundo utilizan el mismo dispositivo. El implante biomédico Argus II, un verdadero ojo biónico, consta de unas gafas con una pequeña cámara frontal. Esta cámara graba aquello que la persona tiene delante y envía las imágenes a un ordenador (una pequeña caja que lleva el usuario). La computadora las procesa y las remite al cerebro a través de un chip electroestimulador que se implanta alrededor de la retina.

Suena como magia. Pero es ciencia. Y ahora esta minuciosa tecnología requiere para Guadalupe un proceso de aprendizaje que ayer, en el CUV, detalló la profesora Eulàlia Sánchez: “Estos pacientes ven en tonos grises. Y cuanto más contrastes de claros y oscuros haya en la realidad, mejor será su visión”. La experta cuenta que en la rehabilitación han comenzado proyectando imágenes simples, que combinan el blanco y el negro, para que Guadalupe logre distinguirlas. Luego esas fotografías se transforman, por ejemplo, en un paso de cebra. En elementos que Guadalupe encontrará en su vida diaria.

Verónica Pilotti, ingeniera biomédica, dice que en este aprendizaje es básico jugar con la memoria que Guadalupe conserva de cuándo veía. Y también que ahora debe aprender a distinguir y recordar los objetos de un modo distinto. “Otro paciente, Carlos, encuentra las llaves porque tienen un brillo especial”, relata Verónica. El ojo biónico sólo es apto para personas que han perdido la visión debido a una enfermedad degenerativa.

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