Irrumpieron a grito limpio los dos atracadores en el bar cuando los camareros se disponían a cerrar el local, de madrugada. Uno portaba una pistola y una navaja. Otro, un hierro, parece que un sargento de obra con el que golpeó la barra y destrozó dos botes. Los delincuentes huyeron tras hacerse con unos cuatrocientos euros del establecimiento y la cartera y el reloj de uno de los responsables del bar.
Una unidad de los Mossos d’Esquadra de Terrassa investiga el robo con violencia e intimidación, perpetrado días atrás en un bar de Sant Pere Nord. Según ha podido saber este diario, el atraco se cometió el lunes de la semana pasada. La persiana estaba semicerrada, a la mitad de su recorrido. Tres camareros del establecimiento acababan la jornada de trabajo. Estaban a punto de marcharse, a eso de la una de la madrugada, cuando los malhechores asaltaron el local.
Entraron los dos ladrones y se liaron a gritos para intentar infundir, primero, desconcierto, y luego, la intimidación que despertaron sobre todo con las armas que esgrimieron. Hicieron a las víctimas desplazarse, juntarse para tenerlas mejor controladas. “Poneos ahí dentro”, dijeron.
Trataban de ocultar sus rostros con ropas, con capuchas, con gorros. Uno de los atracadores enarboló una pistola, se desconoce si de verdad o simulada, y una navaja, un arma en cada mano. El otro delincuente llevaba una pieza de hierro que semejaba una herramienta de construcción conocida como sargento. Este sujeto parecía bastante más nervioso que el otro y se dio a golpear la barra del bar, haciendo añicos dos botes de aceitunas y otros encurtidos. Saltaron cristales trizados.
Ese ladrón entró en el almacén del local mientras su compinche vigilaba a los tres atónitos camareros. Salió, sin nada de botín, y se introdujo en el interior, en la zona de la plancha, brincando, saltando la barra, y se cayó.
Cuatrocientos euros
Se incorporó para dirigirse a la caja registradora mientras uno de los trabajadores trataba de calmar a los atracadores, en especial al que mostraba mayor tensión y virulencia en sus gestos, dejando claro que no iban a resistirse, que agarrasen la pasta. El tipo metió la mano en la caja y en un bote con dinero colocado justo al lado. Fue todo lo que se llevaron, unos cuatrocientos euros en total, más la cartera y el reloj de una de las víctimas.
“Vamos ya, vamos ya”, apremió el de la pistola al otro. El dúo de delincuentes se largó. A tenor de lo indicado por testigos, no tenían ningún coche estacionado en las proximidades del bar, pues una persona los vio caminando poco después por la Rambla de Francesc Macià. Uno de ellos seguía con el sargento de hierro en las manos.
Un asaltante era bastante más alto que el otro. Por su forma de hablar, ambos parecían españoles. Dotaciones policiales se presentaron en el bar poco después de la huida y realizaron una batida por diversos sectores; no localizaron a ningún sospechoso.
La unidad de investigación de los Mossos d’Esquadra de Terrassa lleva a cabo las indagaciones para identificar a los delincuentes.