Desde el anuncio de la marcha de Delphi a finales de año de Sant Cugat, localidad en la que se implantó en 1962, se han sucedido las muestra de apoyo y solidaridad a la plantilla. En este sentido, Jordi Ballart, alcalde de Terrassa, ha propuesto que los ayuntamientos más afectados hagan frente común con acciones enmarcadas en la Declaración para la Segunda Reindustrialización del Vallès Occidental, firmada en 2014
Paralelamente, en los próximos días el alcalde mantendrá un encuentro con el comité de empresa de Delphi, y el jueves se reunirá con el consejero de Empresa, Jordi Baiget, a quien trasladará “la necesidad de que la Generalitat se implique en la negociación”, ya que Ballart considera que “se ha de aprovechar hasta el último momento el margen que quede para mediar con la empresa para evitar que cientos de trabajadores de la comarca se queden sin trabajo”.
Por su parte, el Govern de la Generalitat anunció ayer que se reunirá “en breve” con la empresa Delphi Diesel Systems, los trabajadores y el ayuntamiento de Sant Cugat del Vallès para seguir “de cerca” el proceso abierto tras el anuncio del cierre de la planta situada en esta localidad, así como analizar “las posibilidades de reindustrialización”. La dirección de la multinacional norteamericana, como informó ayer este diario, comunicó a la plantilla el pasado jueves que prevé cesar en su actividad (fabricación de bombas de inyección para la automoción) en esta factoría a finales de este año, lo que afecta a más de 540 trabajadores. Ana María Martínez, alcaldesa de Rubí, aseguró ayer que se pondrá en contacto de forma inmediata con los consistorios de Sant Cugat del Vallès, Terrassa y Cerdanyola (los municipios con más trabajadores afectados) para valorar la situación. Cerca de cien trabajadores de la plantilla de Delphi residen en Rubí.
Negociación
Martínez manifestó que apoyará a los empleados en un hipotético proceso de negociación y que, si el cierre se confirma, pondrá a su disposición los servicios municipales. Por su parte, el diputado socialista en el Parlament Pol Gibert afirmó ayer que el cierre de la planta “es un claro síntoma de la desindustrialización de Catalunya”, y reclamó a la Generalitat una “respuesta inmediata” ante el cierre. Gibert reafirmó su compromiso de empezar a trabajar “para evitar que los 540 trabajadores de la fábrica, y los más de un centenar que dependen de ella indirectamente se queden en la calle a finales de este año”.