La recuperación del consumo de las familias y las empresas ha propiciado un crecimiento de la economía del 3,2 % en 2015, lo que supone el mayor avance desde 2007, pero se queda una décima por debajo de lo que había previsto el Gobierno.
De acuerdo con el dato adelantado hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE), entre octubre y diciembre el ritmo de crecimiento trimestral se mantuvo en el 0,8 %, aunque en términos interanuales fue del 3,5 %, una décima más que en el trimestre precedente.
Hasta el 25 de febrero el INE no publicará el detalle de la contabilidad nacional, pero los expertos coinciden en que el crecimiento es achacable al dinamismo del consumo doméstico, gracias al aumento de la renta disponible por la subida del empleo y a factores externos como el abaratamiento del petróleo
Por el contrario, el sector exterior habría tenido una contribución negativa al PIB por el aumento de las importaciones.
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ha destacado que la economía española suma ya diez trimestres consecutivos al alza y ha vinculado la evolución del PIB con la política económica llevada a cabo por el Ejecutivo en los últimos cuatro años.
“Todo esto pone de manifiesto que la pasada legislatura, la más reformista de la historia democrática del país, se salda en términos muy positivos de crecimiento económico y creación de empleo”, ha afirmado.
En opinión del profesor de economía de la escuela de negocios Esade, Josep Comajuncosa, el dato confirma “cierta solidez” de la recuperación de la economía fruto del “círculo virtuoso” generado por la generación de empleo, la mejora de las expectativas de las familias y la política expansiva del Banco Central Europeo (BCE), factores que están estimulando el consumo y la inversión.
En líneas generales, Comajuncosa considera que el buen tono de la economía se va a mantener en 2016, aunque con los riesgos derivados de la ralentización de la economía europea y la de los países emergentes.
El experto de analistas Financieros Internacionales (AFI) Víctor Echevarría señala que la economía se está beneficiando de los “vientos de cola” que generan la depreciación del euro, las políticas del BCE y la bajada del precio del crudo.
A su juicio, es de esperar que a corto plazo se siga creciendo a tasas altas, pero cree que la economía se irá desacelerando “a medida que se diluya el efecto de esos vientos de cola”, algo que espera que ocurra a lo largo de 2016, año para el que AFI pronostica un crecimiento del 2,7 %, tres décimas inferior al previsto por el Gobierno.
En el mismo sentido, la analista de la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas) María Jesús Fernández espera un ritmo de crecimiento menor para este año que se empezará a notar en cuanto desaparezcan los elementos extraordinarios, como el abaratamiento del petróleo, que han favorecido un crecimiento de la demanda doméstica superior al que cabía esperar.
También cree que será determinante ver qué política económica lleva a cabo el próximo gobierno y dice que cabe pensar que muchas decisiones de inversión o de personal estén paralizadas hasta que se aclare este punto.
La coordinadora del Servicio de Estudios del Instituto de Estudios Económicos (IEE), Almudena Semur, cree que lo que se haga con la política económica tendrá efectos sobre la economía en 2017, ya que en 2016 el PIB español seguirá viéndose favorecido por unos costes de financiación bajos y un crudo barato.
“Nuestras estimaciones son de un 2,7 % como mínimo (para 2016) y si hacemos bien las cosas podemos crecer más, pero no nos tenemos que dormir en los laureles y sobre todo no deshacer reformas”, añade.