El índice de precios de consumo (IPC) ha comenzado 2016 en terreno negativo con una caída interanual del 0,3 % en enero debido principalmente a la bajada de los precios de la electricidad, según el indicador adelantado hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
En el caso de que el INE confirmara este dato el próximo 12 de febrero, los precios de consumo regresarían a tasas negativas después de que terminaran 2015 a cero, en un año en el que el índice solo subió en junio y julio a terreno positivo y se situó en el 0,1 % en ambos meses.
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ha resaltado que el descenso del IPC “tendrá un efecto muy claro en las pensiones y en el poder adquisitivo de los salarios”, y que España mantiene un diferencial de inflación de 1 punto respecto a una de las principales economías de la zona euro, como es la alemana.
La analista de la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas) María Jesús Fernández, ha admitido que la caída del IPC del 0,3 % ha sido más baja de lo esperado, ya que preveía un descenso del 0,1 %, al tiempo que ha dicho que salvo que el precio del crudo suba de forma significativa, el índice general estará en terreno negativo en 2016.
No obstante, Fernández ve positivo el hecho de que el índice se mantenga en tasas negativas, ya que se espera un crecimiento de los salarios en torno al 1 %, por lo que “se va a ganar capacidad adquisitiva por segundo año consecutivo”.
“Al reducirse el precio de la cesta de la compra, el salario medio gana capacidad adquisitiva y esto es beneficioso para la economía española”, ha afirmado.
Para la coordinadora del Servicio de Estudios del Instituto de Estudios Económicos (IEE), Almudena Semur, lo importante es que la tasa subyacente (excluida la energía y alimentos frescos) permaneció en tasas “muy contenidas” al registrar un promedio en 2015 del 0,6 % y con una tendencia ascendente.
Asimismo, Semur ha hecho hincapié en que la demanda interna “está tirando muchísimo” de la inflación, por lo que “no nos tenemos que preocupar”, tras apuntar que se prevé que el índice general termine el año “tímidamente” pero en tasas positivas, con un 0,9 % de media anual en 2016.
En línea con Semur, el experto de Analistas Financieros Internacionales (AFI) Víctor Echevarría señala que la clave de la caída de los precios de consumo es que es consecuencia del abaratamiento de los productos energéticos, por lo que no existe riesgo de deflación, puesto que la inflación subyacente se mantiene estable e incluso repuntando algunos meses.
En su opinión, si el precio del crudo se estabiliza en los niveles actuales, el IPC se mantendrá en niveles muy bajos, en torno a cero, durante la primera mitad de 2016, mientras que en la segunda parte del año podría comenzar a repuntar.
El profesor de economía de la escuela de negocios Esade, Josep Comajuncosa, señala que la bajada de precios se produjo inicialmente por “la caída brutal de la demanda agregada en los países desarrollados en el año 2009”, mientras que la “deflación” actual es consecuencia de la caída de los precios de la energía, “algo que no es malo, puesto que disminuye el coste de producción de las empresas”.
Por ello, cree que no es una deflación preocupante porque no supone el reflejo de una situación de debilidad económica.
Por su parte, el BBVA Research ha subrayado que la energía sigue presionando a la baja a los precios, mientras que la inflación subyacente se mantiene estable.