Otro despliegue espectacular fue el de la Creu Roja, preparada para responder a cualquier incidente de salud en un tiempo máximo de dos o tres minutos. Con dos ambulancias -una al principio y otra al final de la carrera-, cuatro puntos fijos con dos voluntarios y un botiquín, y una clínica en la meta, los riesgos estaban minimizados al máximo. El centro de coordinación habilitado por ADF garantizaba la comunicación y, además, todo estaba diseñado para poder acceder a Mútua en caso de necesidad. De todos modos, el auténtico valor diferencial en salud lo daban las tres motos que trasladaban a técnicos cualificados con un desfibrilador semiautomático y un botiquín. Una medida única en carreras de este tipo. El médico responsable de la clínica de meta, Xavier García, no podía definir mejor la sensibilidad mostrada desde este y otros ámbitos organizativos: "Terrassa es un puntal en el voluntariado deportivo."
