La Policía Municipal decomisó dos perros el martes a un individuo. Eran dos canes pitbull, una de las razas consideradas “potencialmente peligrosas”, y su dueño los llevaba sin bozal, y no tenía documentación alguna de los animales, según señaló la policía.
Había salido a pasearlos por la avenida de Béjar y allí estaba cuando unos agentes que patrullaban por la zona lo vieron el martes, poco antes de la una de la madrugada. Los guardias se dirigieron al individuo cuando observaron que portaba los perros sin bozal; contravenía así la normativa, que obliga a poner ese dispositivo en el hocico a los perros de razas calificadas de peligrosas en potencia.
Los guardias pidieron al sujeto la documentación de los animales, pero él reconoció ante los agentes que no tenía ninguna: ni licencia, ni seguro de responsabilidad civil. Filtrados sus datos personales en el sistema de información policial, los agentes supieron que el identificado, con tres antecedentes, está a la espera de un juicio relacionado con el tráfico de drogas.
La intervención policial concluyó con la formulación de dos denuncias, una por cada can, y con la requisa de los perros, que carecían de chip identificativo, después de una consulta al servicio de recogida de animales domésticos. A instancias de la policía, este servicio se hizo cargo de forma temporal de los animales.
La nueva ordenanza de tenencia y protección de los animales entró en vigor hace apenas cuatro meses, sustituyendo a la que regía desde el 2002. La normativa actual, en su artículo 16, indica que cuando los animales transiten por la vía pública (excepto cuando lo hagan en los llamados espacios de libre circulación) deben ir atados con correa y portar identificación que permita la localización de su titular. Así, todos los perros tienen que ir con cadena o correa por calles y plazas. Los propietarios o poseedores de animales de compañía están obligados a implantarles un microchip o sistema análogo, y a registrarlos en el Ayuntamiento.
La ordenanza incluye disposiciones específicas para perros potencialmente peligros. Y estos son los que pertenecen a las siguientes razas o sus cruces: bullmastiff, dóberman, dogo argentino, dogo de Burdeos, fila brasileiro, mastín napolitano, pitbull, presa canario, rottweiler, staffordshire bull terrier, american staffordshire terrier, tosa japonés o inu y akita inu.
Seguro obligatorio
También entran en el grupo los canes adiestrados para ataque y defensa o los que “manifiesten un carácter marcadamente agresivo o que hayan protagonizdo agresiones a personas u otros animales”. Y para tenerlos, sus dueños deben obtener antes una licencia municipal y suscribir un seguro por daños a terceros con una cobertura no inferior a 150.253’03 euros.
En lugares públicos esos perros deben llevar bozal y su poseedor no podrá pasear al mismo tiempo dos animales del tipo mencionado. La infracción por llevar al perro “peligroso” sin bozal está tipificada como grave; la multa por ese supuesto, sin contar otras por carecer de licencia o de seguro, puede ir de los trescientos a los 2.404 euros, pero la ordenanza incluye la posibilidad de una sanción “accesoria” consistente en la confiscación. En principio, el propietario de los animales requisados podrá recuperar sus mascotas cuando regularice su situación legal.