Acaso creen los victimarios estafadores que la víctima de la estafa es más vulnerable que otras porque vende cupones, pero los victimarios estafadores se llevan más de una desilusión en sus propósitos delictivos cuando los vendedores no aceptan sus billetes falsos. Lo intentan, a oleadas, cada cierto tiempo, y esta semana han conseguido colar en una cabina de la ONCE un billete de cincuenta falsificado. Pero trataron de colar más en más kioscos, en un recorrido de tentativas de fraude que no les resultó del todo satisfactorio, pero que los Mossos d’Esquadra investigan.
Los vendedores de cupones están avisados de esas artimañas. Que sean ciegos, o discapacitados visuales en alguna medida, no les sitúa un peldaño más debajo de los que no lo son, pues, como recuerda la dirección de la ONCE en Terrassa, esos vendedores tienen acentuado, muy desarrollado, el sentido del tacto y a ese ejercicio de autoprotección (agregado al de la suspicacia) recurren cuando les llega un billete, sobre todo un billete de cincuenta, o incluso de veinte, que también usan los estafadores el papel-moneda de este valor.
“Hace un par de semanas un comprador me intentó colar un billete alto para adquirir un cupón, pero su actitud me pareció sospechosa y no se lo acepté. No es la primera vez que actúo así con un cliente extraño”, dice un vendedor invidente.
El martes, a eso del mediodía, dos tipos, el último eslabón de la cadena de fabricación, transporte, distribución y colocación en el mercado de las redes de falsificación, emprendieron un itinerario por zonas diversas de Terrassa para colar billetes de pega. No era la primera vez, ni será la última, pero la institución vendedora de cupones destaca que en las últimas semanas no se ha dado una frecuencia de intentos delictivos superior a otros tiempos. Algunos días, los estafadores visitan Terrassa, picotean aquí y se dirigen a otra ciudad. Hay una decena de estafas cada año, consumadas, en Terrassa. “Pasa poco a menudo en proporción con la cifra de boletos que se venden”, subraya la ONCE.
Dos tipos, pues, actuaron en la ciudad el miércoles, a eso del mediodía. Dos individuos de presencia aplomada, bien vestidos, de unos 60 años de edad. Uno, al menos, encorbatado y con cuidada barba. Hablaban un catalán y un castellano perfectos y, según algunos testigos, se movieron en coche de aquí para allá. Parece que principiaron su trayecto en el Centre y llegaron a colar un billete falso de cincuenta en la calle de la Font Vella. En la cabina ubicada en esa vía céntrica se aprecian adhesivos sobre el fraude: “Stop euros falsos. Eurodetector”, rezan. La institución no suministra máquinas de comprobación del papel-moneda a sus vendedores, pero sí dispone de un seguro para cubrir eventualidades como la de estas estafas.
El periplo delictivo prosiguió y los timadores fueron Rambla d’Ègara arriba, probando, y lo intentaron también en una caseta de la avenida de Josep Tarradellas. Pero la noticia corrió igual de rápido que ellos, o quizás a mayor velocidad, y los responsables de la ONCE en Terrassa dieron aviso a la policía en cuanto el estafado refirió el fraude. A la policía y al resto de puestos de venta. “Antes no pasaba, pero ahora el inspector nos alerta de manera inmediata”, cuenta un vendedor.
Artimañas
Los estafadores actúan cada día, pero en poblaciones distintas, para no “quemarse”. Y el miércoles tocaba Terrassa. Los malhechores saben, o creen saber, a qué tipo de vendedor dirigirse, y dependiendo de ello imprimen un carácter u otro a su estratagema.
Meten más prisa, o menos, marean más, o menos, o usan un papel u otro. Según resaltan algunos comerciantes, en ocasiones los delincuentes entregan a sus víctimas, si son ciegas, un billete de tamaño idéntico y similar textura a los de cincuenta euros, pero se trata de dinero de curso legal en un país de fuera de la zona euro; y es, claro, de mucho menos valor.
La mayoría de los vendedores abordados el miércoles no eran invidentes ni discapacitados visuales, según la entidad. La policía buscó a los timadores, pero los delincuentes se esfumaron pronto, en busca de otro sitio en el que colar euros falsos, logradas mixtificaciones de cincuenta.