Los ultras acusados del asalto al centro cultural Blanquerna de Madrid durante la Diada de 2013, para los que el fiscal pide entre 2 y 4 años de prisión, han dicho en el inicio del juicio que su acción fue una protesta “en defensa de la unidad de España” ante lo que consideraban un “acto de exaltación al independentismo”.
En la primera sesión del juicio que se celebra estos días en la Sección 30 de la Audiencia Provincial de Madrid, han declarado ocho de los quince procesados, quienes han negado que se coordinaran para entrar en el centro, las agresiones y que tuvieran conocimiento de la presencia de diputados y senadores en el interior.
Han destacado que su intención no era impedir el acto sino “evitar que se lanzaran soflamas independentistas” contra la unidad de España, como habían leído en redes sociales.
“Fuimos a realizar una protesta pacífica sin ningún tipo de daños, simplemente defender la unidad de España, algo que contempla la Constitución española”, ha destacado Pedro M.
Otro lo ha definido de manera diferente: “Se decidió entrar para hacer un escrache”, ha subrayado Sergio R.F., secretario nacional de Falange.
Los quince acusados se enfrentan a penas que oscilan entre los cuatro y dos años de prisión, si bien la Fiscalía ha pedido elevar las penas de todos en un año y seis meses al aplicar la reforma del Código Penal.
Mientras que la Generalitat, CiU y el exdiputado de CiU Josep Sánchez Llibre -que fue golpeado por los ultras- también personados en la causa, piden hasta 15 años y nueve meses de cárcel para catorce de los acusados, mientras que para el otro reclaman 16 años y nueve meses de prisión, al concurrir la agravante de reincidencia y disfraz.
La vista se celebra por los incidentes ocurridos el 11 de septiembre de 2013, cuando un grupo de ultras irrumpió en el centro, donde la Generalitat había convocado un acto con motivo de la Diada, entre gritos como “no nos engañan, Cataluña es España”, golpearon a Sánchez Llibre y a otros dos asistentes y, antes de irse, rociaron el local con gas pimienta.
“Entramos todos juntos como la legión”, ha manifestado Joaquín que ha reconocido que se encaró con el delegado de la Generalitat en Madrid, Josep Maria Bosch, a quien le dijo al oído: “Aquí no se viene a joder”.
La mayoría de los procesados ha defendido que “su protesta” no estuvo organizada si bien cuando el fiscal ha preguntado a Joaquín por ello, éste ha respondido: “Yo soy un hombre, no un delator”.
“Había mucha gente en los alrededores y al final la masa y el jaleo de la gente espontánea nos condujo allí dentro”, ha explicado Pedro M.. “Íbamos a participar patriotas a nivel espontáneo”, ha destacado.
Una vez dentro, los acusados han manifestado que se dirigieron al atril para impedir que se lanzaran proclamas independentistas contra la unidad de España. “Era un akelarre”, ha asegurado Joaquín.
Ahora bien, como los “ánimos se caldearon un poco” entonces decidieron salir “gritando y agitando banderas pero pacíficamente” sin rociar el lugar con gas pimienta. “Pudo ser un escolta”, ha afirmado.
Pedro, que ha dicho condenar todo tipo de violencia, ha negado por su parte que agrediera al cámara de TV3, quien tardó nueves días en recuperarse. “Cuando quise salir me encontré un cámara, y en un fue un acto reflejo aparté al cámara. En ningún caso quise dañar ni la cámara ni al trabajador”, ha aseverado.
La gran parte de los acusados han explicado que son miembros, afiliados o simpatizantes de Democracia Nacional, Nudo Patriota Español y La Falange y que, por tanto, muchos se conocen entre ellos.
“Mi condición de español y patriota me obligaba a estar ahí. Todo español de bien debería haber estado allí”, ha dicho Sergio que como sus compañeros ha admitido que gritó consignas como “no nos engañan, Cataluña es España”.
Eso sí, han rechazado que agredieran a los presentes o que su intención fuera violenta. “No golpeé a nadie, me han educado muy bien para no ser una macarra”, ha señalado Paula.
Como el resto de procesados ha explicado que se movilizó para acudir al centro Blanquerna, propiedad de la Generalitat, por su “amor a España y a la unidad indivisible de nuestro país”.
“Me enervaba que hubiera un acto independentista porque me mueve el amor a España. Si tocan el amor a España me sale mi impulsividad”, ha subrayado Pedro, que se ha definido como “una persona impulsiva y temperamental”.