La XI legislatura, la más abierta e incierta de la democracia, ha dado hoy sus primeros pasos con la constitución del Congreso, una Cámara con más de un 60 por ciento de diputados noveles y dos nuevos partidos que han revolucionado el panorama político nacional, Podemos y Ciudadanos.
Una legislatura quizás corta ante la imposibilidad de formar un nuevo Gobierno, que estará presidida por el socialista Patxi López, elegido por la Cámara baja con el apoyo del PSOE y Ciudadanos y el voto en blanco del PP.
Los populares renunciaron ayer a presentar su propio candidato a cambio de asegurarse tres de los nueve puestos de la Mesa del Congreso, lo que le permitiría sumar una mayoría de bloqueo junto a los dos vocales del partido de Albert Rivera.
El PSOE amarra otros dos asientos, entre ellos el de Patxi López, y Podemos, que se ha quedado fuera del acuerdo, ha conseguido otros dos gracias a sus 69 votos en el pleno y los dos de IU.
Si la votación de la Mesa no ha deparado sorpresas fruto del acuerdo “a tres bandas” sellado ayer por PP, PSOE y Ciudadanos, la toma de posesión de los 350 diputados sí ha arrojado imágenes y palabras inéditas en la historia parlamentaria.
El bebé de la diputada de Podemos Carolina Bescansa ha sido quizás el inquilino del hemiciclo más fotografiado.
Bescansa, que todavía está criando a su hijo, no se ha separado ni un instante de su pequeño y no ha dudado en darle el pecho sentada en su escaño.
Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, sentados a su lado, le han dedicado carantoñas y lo han tenido en brazos para dejar descansar a su compañera de filas.
La otra anécdota de la sesión constituyente del Congreso ha llegado por las diferentes fórmulas elegidas por los diputados de Podemos para prometer la Constitución.
Todos han aprovechado su toma de posesión para reivindicar un cambio en la Carta Magna e incluso un proceso que reconozca la diversidad de los pueblos de España.
Iglesias se ha decantado por el lenguaje de signos para prometer la Constitución, garantizando que trabajará por “un país para su gente”, entre aplausos de sus compañeros de bancada.
Fórmulas más o menos heterodoxas que no ha vetado el nuevo presidente, Patxi López, que ha terminado la sesión con un alegato al “diálogo” y al “entendimiento” entre las fuerzas parlamentarias.
En su primer discurso como presidente de las Cortes, López ha apuntado que desde el poder legislativo habrá que saber “gestionar las discrepancias” y buscar más “lo que nos une” que “lo que nos separa”.
Su alocución ha sido acogida con una ovación unánime del hemiciclo, interrumpida en varias ocasiones por aplausos de los diputados socialistas.
En la misma línea que López, el líder del PSOE, Pedro Sánchez, se ha felicitado de que el “diálogo” haya regresado al Congreso después de la pasada legislatura gobernada con mayoría absoluta del PP.
Diálogo y concertación con la que también coincide el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, que considera que, tras constituirse la XI legislatura, “llega el momento del entendimiento, del acuerdo y del sentido común” para la formación del nuevo Gobierno.
Política de “bandos y trincheras” rechazada también de plano por el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, que ha apostado por el “cambio” pero también el diálogo para la legislatura que hoy arranca. “Hay que poner a España por delante de las siglas de cada uno de los partidos”, ha proclamado.
Del otro lado, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, ha vuelto a arremeter contra “el trío del búnker” constituido, a su juicio, por PP, Ciudadanos y los socialistas, de los que no se fía.
Los portavoces de las tres marcas territoriales que han confluido con Podemos en Cataluña, Galicia y la Comunidad Valenciana también han atacado a los partidos del “antiguo régimen” por repartirse los puestos de la Mesa de la Cámara baja.
Y es que el sistema de pesos y contrapesos al que se ha llegado en la Mesa va a ser vital para la conformación de los grupos parlamentarios, donde Podemos sigue reclamando contar con cuatro grupos, el grupo matriz liderado por Pablo Iglesias y otros tres con cada una de las “confluencias” territoriales.
Una posibilidad que rechazan la mayoría de partidos, porque daría una ventaja a la formación de Iglesias.
Constituido el Congreso, los diferentes partidos tienen ahora cinco días para comunicar a la Mesa qué grupos desean formar y después será el órgano de Gobierno el que decida cuáles cumplen los requisitos.
En función de ese acuerdo y de los grupos que se formen, la Mesa comenzará a repartir subvenciones, despachos, asistentes y cupos de iniciativas y preguntas parlamentarias.
Otra “batalla” parlamentaria previa a la gran “batalla” que llegará probablemente a finales de enero. El primer debate de investidura para elegir al futuro presidente del Gobierno.