Los acusados tenían montado, al menos entre finales de enero del 2011 y julio del mismo año, “un entramado en la localidad de Terrassa para la distribución y venta de sustancias estupefacientes, cocaína y marihuana principalmente”. Así lo manifiesta el fiscal, que acusa a quince personas de integrar la red, desarticulada por la Guardia Civil en un operativo que se saldó con la aprehensión de 608 plantas de maría, dosis de LSD, éxtasis, cocaína, tiestos, lámparas, transformadores, fertilizante, “tripis”, hachís, bandejas de semilleros, documentación y otros efectos. La Audiencia Provincial tiene previsto juzgar a los procesados a partir del próximo lunes en una vista oral que podría durar varias semanas.
El fiscal pide para ocho acusados once años de prisión. Para dos, dieciséis años. Para otros dos, nueve. Los tres encausados que restan se enfrentan a peticiones de entre cuatro y seis años en un procedimiento en el que el Ministerio Público considera que concurren delitos de integración en grupo criminal, cohecho y tráfico de drogas.
El escrito de acusación dice que la trama organizaba el envío, desde Sudamérica, de drogas que eran tratadas en pisos de Terrassa también usados como plantaciones de marihuana. Y añade que dos procesados “se encargaban de las gestiones” para el traslado de la mercancía y que dos mujeres, también acusadas, ayudaban en esa organización, mientras tres individuos trasladaban y recogían a transportistas entre Terrassa y los aeropuertos de Barcelona y Madrid.
Cuatro procesados “también utilizaban sus domicilios para la instalación de plantaciones de marihuana”, y uno de ellos, además, destinaba a la misma finalidad su establecimiento de venta de semillas y útiles para el cultivo. Otro buscaba compradores, y uno llevaba a cabo las instalaciones eléctricas pertinentes “para el correcto funcionamiento de la plantación”. Y dice el fiscal que sabía el fin de sus trabajos de electricidad.
Intento de soborno
La acusación afirma que dos de los procesados intentaron sobornar a un guardia civil del puesto de Aduanas de El Prat para que permitiese el paso de la mercancía. El 31 de marzo del 2011, un acusado fue interceptado precisamente en ese aeropuerto. Llevaba dos botellas de ron que contenían más de dos kilos de cocaína, según el fiscal, que refiere viajes a la República Dominicana, para remitir desde allí cocaína, y también la detección de un paquete con coca en una oficina de Correos de Terrassa.
El 12 de julio del mismo año la Guardia Civil registró siete viviendas: dos en la calle de Watt, dos en la de Ricardo Caro, otra en la avenida de Jaume I, una en la calle de Mura y una en la de Ciutadella, y un local en Can Petit. En un domicilio hallaron 349 plantas de maría y otras drogas. En otro, más de cien. En el local, 148 plantas.