Las prisas de la vida competitiva moderna, la presión del trabajo, la aglomeración de vehículos en horas muy concretas, las distracciones y la relajación por la automatización en la conducción que provocan los trayectos cortos repetidos a diario y el uso de los móviles se han convertido en algunos de los enemigos de la seguridad viaria. De hecho, los accidentes de tráfico relacionados con el trabajo son ya la segunda causa de muerte en el ranking de accidentes laborales, solo por detrás de los infartos; y, a la vez, uno de los principales motivos de incapacidad temporal y de pérdida de horas productivas. A nivel nacional, el 31% de los fallecimientos en un accidente laboral son producidos por un siniestro de tráfico, porcentaje que en el caso de Madrid y Barcelona cae hasta el 11% y en Valencia, al 9,4. Sólo el 8% de las empresas ejecutan planes de movilidad y cursos de formación en seguridad vial entre sus empleados.