La tradición y la ley establecían que el inicio de las rebajas era el 7 de enero. Este hecho forma parte del pasado. El enfrentamiento entre el Gobierno de Mariano Rajoy y la Generalitat ha propiciado una tremendo vacío legal que está generando situaciones muy diversas. Todo empezó en 2013, cuando el Gobierno decidió cambiar la ley sobre los horarios comerciales y el Parlament quiso blindar su política en esta materia ante las sentencias contrarias del Tribunal Constitucional y la política liberalizadora del Gobierno del PP. En febrero de 2014 esta ley aprobada por el Parlament quedó en papel mojado cuando el Tribunal Constitucional admitió a trámite el recurso del Gobierno. Esta circunstancia provocó que la ley catalana quedase en suspenso, un hecho que aún hoy en día es así.
El resultado de este enmarañado proceso es que se ha pasado de contar con un marco tremendamente encorsetado para algunos a la verdadera ley de la selva en la que no impera ningún criterio y existe una absoluta liberalización. Sin duda alguna, en una circunstancia de este tipo, el pequeño comercio siempre acostumbra a ser el más perjudicado, ya que no puede competir en recursos con las grandes cadenas o compañías. De este modo debe realizar un esfuerzo superior para equilibrar esta diferencia.
Sobre el papel, el gran beneficiado es el consumidor ya que puede disfrutar de importantes descuentos con anterioridad al habitual inicio de las rebajas, aunque lo cierto es que no es así. Muchos comercios ya han colgado el cartel mágico de rebajas, una decisión que para algunos es una propia contradicción porque va en contra de la campaña de Navidad, la más importante a nivel comercial del año. El resultado es desinformación y muchas dudas entre todos los que vamos a comprar. ¿Realmente han empezado las rebajas? o se puede confundir con descuentos y promociones que se desarrollan habitualmente durante todo el año. Ante este panorma, ¿el comprador aprovecha por completo este vacío legal? El resultado definitivo es que un enfrentamiento de carácter político, y ya van demasiados en los últimos tiempos, afecta directamente a uno de los sectores económicos más importantes de la sociedad. Es discutible el nivel de regulación que debe existir en el comercio, pero es preciso de un mínimo marco que ampare tanto a los comerciantes como a los compradores. La ley de la selva no sirve.